Liturgia Viva del Miércoles de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario
CONOCE TU SERIO COMPROMISO
(Flp 2,12-18;Lc 14,25-33)
Introducción
La tarea del discípulo es doble, dice San Pablo: Permitir que Dios haga su trabajo en ti, y dar testimonio de ello al mundo. Si sus discípulos son capaces de hacer eso, el trabajo y misión de Pablo entre ellos no habrá sido en vano.
Evangelio. Jesús subraya que sus discípulos deben seguirle consistente y radicalmente. Deben saber lo que están haciendo No han de detenerse a mitad de camino, sino que tienen que mirar y marchar hacia adelante. Tienen que tomar el cristianismo en serio.
Oración Colecta
Oh Dios, Padre nuestro:
Hemos aceptado tu invitación
a seguir a tu Hijo Jesús como discípulos suyos.
No sabemos lo que el futuro nos deparará,
sin embargo, estamos dispuestos a vivir con alegría y esperanza
sin temor ni desaliento.
Danos la fuerza de tu Espíritu
para tomar en serio nuestra fe
y para aceptar con todas sus consecuencias
nuestra misión en la vida,
porque estamos seguros
de que Jesús nos llevará a ti,
Dios nuestro amoroso, por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Por todos los que están buscando a Dios con corazón sincero, para que puedan encontrarlo y que se comporten con generosidad, como Dios mismo quiere que se comporten, roguemos al Señor.
- Por los que el Señor ha llamado para ministerios especiales de servicio en la Iglesia y en la comunidad, para que no pongan límites a su generosidad ni a su capacidad de entrega, roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que seamos fieles discípulos de Jesús, Señor nuestro, y resueltamente le sigamos con gozo, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
En estos dones de pan y vino
te presentamos a nosotros mismos ante ti
y tú apruebas que tu Hijo se dé a sí mismo a nosotros.
Deseamos vivamente aprender de él
a sentirnos totalmente libres
para entregarnos en servicio generoso
a ti y a tu pueblo
y para buscar sinceramente tu voluntad
en todo lo que hacemos.
Que sepamos seguir a tu Hijo Jesús
en sus tribulaciones y en su gloria
ahora y por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
En esta eucaristía nos ha iluminado
con la palabra y la sabiduría de tu Hijo
y has dado tu conformidad
para que él nos ofreciera su pan de fortaleza
que nos haga seguirle sin vacilación.
Cólmanos con la sabiduría y la fuerza de tu Espíritu
para que podamos caminar con Jesús
a través del desierto del sufrimiento y de la cruz,
para llevar vida y alegría
a nuestros hermanos necesitados,
y para darte gloria y alabanza a ti,
Dios y Padre nuestro, por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: No nos gustan ni cruces ni sufrimiento, ni tienen por qué. Pero queremos a Jesús y él nos quiere. Y ahora nos dice: Si me quieres, sígueme, también cuando el camino sea escabroso, y cuando nuestra integridad y coherencia como cristianos exija sacrificios.
Para que sepamos ser siempre fieles a Jesús, imploremos que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.