DIOS, PRÓDIGO EN SU MISERICORDIA
(Miq 7,14-15.18-20; Lc 15,1-3.11-32)
Introducción
Cuando perdonamos a los que nos han ofendido, algunas cicatrices persisten y requieren largo tiempo para curar definitivamente. Aunque no hayamos sufrido personalmente un crimen o un delito, clamamos por sangre y venganza en nombre de la sociedad. Y nos cuesta tratar humanamente, como si no hubieran hecho nada malo, a un preso liberado ya, o a un notorio pecador, que han cumplido la pena y han compensado ya por su fallo o delito. Pero Dios sí trata así. Él permanece fiel al amor dado y sellado una vez para siempre. — Hoy leemos en el evangelio la bella parábola del Hijo Pródigo. El Padre -que representa a Dios-, sale al encuentro y se adelanta, tanto para acoger al hijo pecador que vuelve a su casa, como para invitar al hijo mayor que encuentra difícil acoger al hermano perdido, para participar así todos juntos en la alegría, el perdón y el regreso a la casa del Padre.
Oración Colecta
Oh Padre bondadoso, siempre fiel:
Tú eres nuestro Dios de gracia, misericordia y perdón.
Cuando en estos nuestros tiempos modernos
las palabras “misericordia y perdón”
suenan como actitudes paternalistas,
haz, Señor, que nos percatemos
de que tú nos retas a confrontarnos a nosotros mismos
y a ser hombres y mujeres nuevos,
responsables de nuestro propio destino
y también de la felicidad de otros.
Danos la gracia de corresponder a tu amor
por Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Por los sacerdotes de la Iglesia, para que en la administración pastoral del sacramento de reconciliación aprendan de Dios Padre a ser alegres, pacientes, animadores, roguemos al Señor
- Por los que todavía no han aprendido a perdonar, para que descubran la alegría y la paz que trae consigo la fiesta del perdón, roguemos al Señor.
- Por los que se sienten con remordimiento y culpables de pecado, para que tengan el valor de buscar el perdón y la reconciliación, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro:
Por medio de Jesucristo,
en esta eucaristía
tú te adelantas a acogernos
para la fiesta y alegría del perdón y de la paz.
Que tu Hijo nos dé fuerza
para ser misericordiosos, como tú Padre lo eres,
para que podamos construir y acoger
-más que rechazar y condenar-,
porque nosotros también necesitamos tu perdón
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Padre nuestro que estás en el cielo:
Tu amor nos re-crea, nos crea de nuevo
cuando hemos fallado y fracasado.
Que nuestros corazones salgan al encuentro
de los pecadores y de todos los necesitados
sin condescendencia alguna.
Mantennos firmes en nuestro deseo
de llevar a cabo nuestra tarea
de reconciliar y unir a todas las razas,
lenguas y clases sociales,
y de construir puentes de paz
para que caminemos juntos
hacia las alegrías de tu Casa Acogedora en el cielo.
Te lo pedimos por medio de Aquél
cuyo sacrificio y reconciliación compartimos,
tu Hijo Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Tenemos que celebrar y regocijarnos porque muchos de nuestros hermanos y hermanas estaban muertos y ahora han vuelto a la vida por medio del perdón y reconciliación. Estaban perdidos y les hemos encontrado. Alegrémonos, con la bendición de Dios. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.