Liturgia Viva del Sábado de la III Semana de Pascua. San Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir.

Fecha

24 Abr 2021
Finalizdo!

SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS?
(Hch 9,31-42; Jn 6,60-69)

Introducción
Tan pronto como hubo paz, la Iglesia del Señor Resucitado siguió creciendo en  la Tierra Santa. Bajo la guía del Espíritu Santo, Pedro continúa la misión de Jesús: habla, cura, devuelve la vida.
    En la lectura del evangelio, muchos discípulos están decepcionados con Jesús. Habían esperado otro tipo de Mesías, uno que dirigiera a sus discípulos, no uno que  les sirviera y que les diera su carne para comer. ¿Cómo podría hacerlo, de todos modos?  Mucha gente, incluido un buen número de discípulos, volvieron la espalda a Jesús y le abandonaron. Los que permanecían quizás no estaban demasiado seguros sobre qué pensar y qué hacer. Así pues, Jesús confronta a los apóstoles y les pregunta: “¿Y ustedes, qué?”. Pedro responde: “Señor, ¿a quién iremos?” —  Sí, ¿a quién iremos, nosotros también?

Oración Colecta

Oh Dios de la Alianza, siempre fiel:
En las múltiples opciones que tenemos que tomar cada día
danos el valor de optar siempre
por tu Hijo y su forma de vida
y de permanecer siempre cercanos e íntimos a él.
Bendice el camino difícil que a veces tenemos que tomar
sin ver claro a dónde nos conducirá.
Líbranos de tomar decisiones poco entusiastas
cuando nuestra fe sea más bien débil
y haznos aceptar todas las consecuencias  de nuestra opción.
Consérvanos siempre fieles,
por Jesucristo nuestro Señor.

Intenciones

  • Para que el evangelio del Señor siga impactando a los ministros de la Iglesia como un mensaje siempre nuevo, y que atinen a proclamarlo con ardor y convicción, roguemos al Señor.
  • Para que aquellos a quienes el Señor ha llamado para servirle en el sacerdocio y en la vida consagrada continúen  entregándose a sí mismos con alegría y con fidelidad, a Dios y a su pueblo, roguemos al Señor.
  • Para que los que no encuentran ni meta ni sentido en la vida descubran un Dios a quien amar y  adorar, sobre todo a través de la vida de fe y de amor que encuentren en nuestras comunidades cristianas, roguemos al Señor.

Oración sobe las Ofrendas

Señor Dios nuestro:
La muerte de Jesús, tu Hijo, fue el precio
que tuvo que pagar él por nuestra libertad.
En esos signos de pan y vino
él se nos da de nuevo
como nuestra comida y bebida de vida.
Impulsados con su fuerza,
queremos caminar por su senda
hacia ti y hacia los hermanos
como carne y sangre entregadas para otros,
con fe y esperanza en tu reino;
reino que permanecerá firme
por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión

Señor Dios nuestro:
En respuesta a tu invitación de amor
te hemos elegido,
por medio de nuestros padres y padrinos,
como el Dios de nuestras vidas.
Con la fuerza de la eucaristía,
en la que acabamos de participar,
ayúdanos a renovar cada día
esta nuestra entrega a ti y a tu reino.
Que tu Hijo edifique con nosotros  
una comunidad de justicia, de paz y de servicio,
y, si tarda en cuajar,
danos la seguridad de que, cuando llegue la hora,
la semilla crecerá y dará fruto ubérrimo,
que durará por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: Hemos optado por Dios cuando recibimos el bautismo. Que nuestra conducta y nuestra vida no contradigan nunca esta opción, sino que la refuercen. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.

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