Liturgia viva del sábado de la v semana de Cuaresma
REUNIENDO LO QUE ESTÁ DISPERSO
(Ex 37,21-28; Jn 11,45-57)
Introducción
Durante el tiempo de la prueba purificadora del exilio, el profeta Ezequiel predica el sueño utópico de Dios: Israel se reunirá de nuevo como un solo pueblo: una nación, una tierra, un santuario, regidos todos por un solo pastor y rey-servido, bajo el poder de un Dios en una única Alianza de paz. —
En el Evangelio, después de la resurrección de Lázaro, el cínico Sumo Sacerdote y otros líderes religiosos deciden condenar al molesto alborotador, Jesús, por razones oportunistas de estado. Pero Juan, y los cristianos con él, se percatan de que la muerte de Jesús, en beneficio de todos, finalmente nos unificará a todos en su reino.
Hoy somos todavía tribus dispersas y divididas, dentro y fuera de la Iglesia. ¿Es la unidad para nosotros una utopía o una firme esperanza? ¿Nos damos cuenta de que la unidad se puede alcanzar solamente con respeto, amor y sacrificio?
Oración Colecta
Señor Dios, creador y Padre de todos:
Tus hijos e hijas
están todavía dispersos y divididos:
Cristianos y no-cristianos,
sectas e iglesias diversas,
pretendiendo tener
los derechos exclusivos sobre tu Hijo,
y cada una de ellas llena todavía de facciones…
Señor, haznos soñar de nuevo el sueño
que sólo tú puedes hacer posible:
y es que todos podemos ser uno
si creemos en Jesús y le seguimos
a él que murió para unir a todo lo que está disperso,
él Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Intenciones
– Para que nuestro mundo llegue a ser uno, buscando la paz para todos, con acceso de todas las naciones a los bienes de nuestro mundo, y con respeto y comprensión para todos y cada uno de los pueblos de la tierra, roguemos al Señor.
– Para que la muerte y resurrección de Jesús, el Señor, reúna eficazmente, para que vivan juntas, a las Iglesias dispersas y divididas, roguemos al Señor..
– Que nuestras comunidades cristianas encuentren la unidad en la oración, en el compartir y en el servicio mutuo, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tú nos has convocado a todos juntos
a la mesa de tu Hijo.
Únenos a todos en él,
haz que seamos una sola mente y un solo corazón,
para que podamos ser,
para un mundo dividido,
un signo de que la unidad es posible
cuando nos podemos encontrar en Cristo Jesús,
Hijo tuyo y Señor nuestro
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor, Dios y Padre nuestro:
Tú quieres que lleguemos a ser uno
bajo la inspiración de Cristo,
nuestro siervo y pastor.
Te pedimos que aprendamos de él
a ser servidores de amor y de verdad
y a sacrificar nuestros intereses exclusivistas
en beneficio del bien de todos.
Que bajo la guía de tu Hijo,
nosotros seamos de verdad tu pueblo
y tú nuestro Dios,
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: ¡Qué lejos estamos todavía del ideal: “Ser una sola mente y un solo corazón”, sea en nuestro mundo, o en nuestras iglesias, o en nuestras comunidades cristianas! Que el Señor nos reúna -todos juntos-, a sus hijos divididos y dispersos.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.