Liturgia Viva del Sábado de la XVI Semana del Tiempo Ordinario. San Chárbel Makhlouf, presbítero. Santa María en sábado
LA ALIANZA: RELACIONES DE SANGRE DE DIOS
(Año I. Ex 24:3-8; Mt 13:24-30)
Introducción
Año I. La primera lectura de hoy describe el rito de la Alianza, por el que Israel se convirtió en pueblo escogido de Dios. El mismo Dios hizo un pacto de sangre con el pueblo, por el que Dios y Pueblo llegaron a ser “parientes de sangre”. “Yo soy el Señor tu Dios” (en singular, “tu”, vocablo de intimidad). El Dios tremendo e inaccesible del Sinaí es el mismo Dios que se hace presente a cada persona y que acepta caminar con el pueblo en sus aventuras de amor y esperanza, de vida y muerte. Él es el Dios de su pueblo. Al arriesgarse él a estar con nosotros, nos obliga a nosotros, en retorno, a arriesgarnos a buscarle con fe y a estar siempre cerca de él. Dios elevará esta Alianza a un nivel más alto y la hará eterna.
En el corazón de cada eucaristía, en la consagración, él nos dice. “Ustedes son mi hermanos y hermanas de sangre. Éste es el cáliz de la nueva y eterna Alianza”.
Colecta
Dios todopoderoso e inaccesible:
Te has revelado como nuestro Dios
y, al mismo tiempo,
te has puesto humildemente en nuestras manos.
Haznos conscientes del fuerte amor
que te impulsa a tomar el riesgo
de entrar en el juego de nuestra vida y muerte,
de compartir nuestro destino y fugaz esperanza,
de estar totalmente con nosotros.
Danos fe viva para arriesgarnos
buscándote con todo nuestro corazón,
para que tú seas realmente nuestro Dios
y nosotros seamos tu pueblo,
por medio de nuestro hermano mayor,
Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que el evangelio del Señor siga impresionando a sacerdotes, catequistas y a todos los demás ministros de la palabra, como mensaje de Buena Nueva de salvación para nuestros días, y que ellos lo proclamen con convicción y ardor renovados, roguemos al Señor.
- Para que los que se prometen fidelidad uno a otro en matrimonio sigan creciendo en amor, reflejando el amor de Dios por su Iglesia, roguemos al Señor.
- Para que entre nosotros, discípulos de Jesús, aquí y en todas las comunidades cristianas, haya amor comprometido y lealtad a Dios y a los hermanos, roguemos al Señor
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Recuerda tu Alianza,
que tú renovaste e hiciste eterna
en la sangre de Jesús, tu Hijo.
Permítenos celebrar por este pan y vino
tu permanente unión de vida y amor
para con nosotros.
Por medio de tu Hijo, permanece con nosotros
en la risa alegre de los jóvenes,
en las lágrimas de los que lloran,
en nuestros torpes intentos por la justicia y la paz,
y en nuestro compartir nuestro trozo de pan con el hambriento.
Sé nuestro Dios por siempre
por Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
O Dios de la Alianza, siempre fiel:
Tú sabes que somos
demasiado pequeños y limitados para comprenderte
y por eso quieres que te descubramos
en lo que haces por nosotros
y en lo que podemos hacer los unos por los otros
por medio de Jesucristo, tu Hijo entre nosotros.
Todo lo que podemos hacer es pararnos ante ti,
vacíos ya de nuestros pequeños dioses,
e intentar ser cada vez más, con tu ayuda,
una comunidad de fe, esperanza y amor,
por medio de la presencia creativa entre nosotros
de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Esta es la Alianza que el Señor ha hecho con nosotros. ¡Si solamente fuéramos más conscientes de lo cerca que Dios quiere estar de nosotros…!
Que el Señor nos guarde siempre en su amor y nos bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.