Liturgia Viva – Santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir
AMA AL SEÑOR CON TODO TU CORAZÓN
(Dt 6:4-13; Mt 17:14-20)
Introducción
La bella Primera Lectura de hoy es el “Shema Israel”, “Escucha, Israel”, llamado según las primeras palabras del pasaje. Es un texto recitado por todo judío piadoso tres veces al día, o al menos una vez por la mañana, incluso hasta hoy. Este texto nos dice cómo Dios es un Dios liberador, quien gratuitamente ha hecho mucho por su pueblo. ¿Qué otra cosa debería hacer el pueblo, objeto del amor de Dios, sino responder con su amor y expresar esto con la fidelidad, lealtad y obediencia a sus mandamientos? Aunque el afecto no forma todavía mucho parte del Antiguo Testamento, al menos no podemos decir que es una era de solo ley y miedo.
Colecta
Señor, tú solo eres nuestro Dios.
Por medio de tu Hijo Jesucristo nos has sacado
de la esclavitud y de la oscuridad del pecado
para darnos una participación en tu propia vida y amor.
Gracias, Señor Dios nuestro, por tu generosidad.
Ayúdanos a compartir libremente
todo lo que somos y tenemos
sin pedir nada a cambio,
e inspira todas nuestras obras y trabajos
con el amor que tú siempre nos has manifestado
en Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que, unidos a toda la gente que cree profunda y sinceramente en Dios, nosotros también le amemos con toda nuestra mente y corazón, roguemos al Señor.
- Para que los padres y abuelos de nuestras familias transmitan a sus hijos y nietos su viva fe en Dios, roguemos al Señor.
- Para que constantemente sepamos dar sinceras gracias a Dios por todo lo que nos ha dado graciosa y gratuitamente, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro,
Hemos elaborado este pan y este vino
del trigo y de las uvas
que crecen y maduran en nuestros campos.
Tú te afanaste con nosotros
para que se convirtieran
en nuestro pan de cada día
y en nuestra bebida de alegría.
Danos ahora en ellos a Jesús, tu Hijo predilecto,
para que él sea el alimento que nos sustente
y la bebida que nos alegre en tu reino,
mientras él nos lleva hacia ti,
Dios nuestro, por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre nuestro:
Por medio de Jesús, tu Hijo,
nos has hablado a nosotros, tu pueblo,
y le hemos escuchado.
Lo hemos disfrutado sabrosamente
como nuestro alimento y bebida.
Te estamos agradecidos, y te amamos
por todo lo que nos has dado
y, más aún, por lo que tú eres:
nuestro Dios vivo que nos ama.
Acepta nuestros sentimientos de gratitud
y la garantía de que queremos servirte fielmente
junto con tu siervo siempre fiel y leal:
Jesucristo nuestro Señor,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: “Escucha, Israel.” Escuchen también, cristianos. Nosotros
también profesamos con fe firme que el Señor es nuestro Dios, solo él. Y
queremos amarle con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda
nuestra fuerza.
Que Dios todopoderoso esté con ustedes y les bendiga, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, y que esta bendición permanezca para siempre.