Liturgia Viva del Sábado de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario.
ORACIÓN INSISTENTE
(Año II. 3 Jn 5-8; Lc 18,1-8)
Introducción a la Primera Lectura:
Este breve extracto de la tercera carta de Juan reconoce con gratitud que el líder de la comunidad Gayo ofreció hospitalidad y ayudó a los predicadores itinerantes del evangelio.
Introducción al Evangelio.
Lucas ha debido pensar en los que oran, y luego piensan que Dios no actúa cuando ellos le suplican. Hay también un tono escatológico en las palabras de Jesús para que la demora en la venida del reino no nos desaliente. De todos modos, nuestra oración debería ser siempre insistente y llena de confianza.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Sabemos que eres nuestro Padre amoroso,
que nos esperas, y que estás atento a nosotros
en cada momento de nuestras vidas.
Que nuestra oración te llegue hoy a ti
como un aliento de esperanza y un grito de confianza
que brotan de la pobreza de nuestros corazones.
Y si alguna vez tienes que denegar nuestra plegaria
cuando pedimos cosas inconvenientes o inútiles,
danos lo que realmente necesitamos
y guarda viva nuestra confianza
de que tú eres bueno y cariñoso con nosotros
ya que nos amas en Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.
Intenciones
– Por los ministros de la Iglesia consagrados, que sean hombres y mujeres de oración, y conscientes de las palabras del Señor, “Sin mí no pueden ustedes hacer nada,” roguemos al Señor.
– Por todos los que buscan a Dios, para que entren en un diálogo con él, rogando desde el fondo del corazón para que descubran cómo pueden vivir su vida cristiana, roguemos al Señor.
– Por todos los cristianos, para que nuestras oraciones por los pobres y los que sufren nos comprometan más seriamente a proporcionarles justicia, a aligerar sus pesadas cargas y a restaurar su dignidad como personas, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú no puedes ignorar nuestra oración
si tenemos confianza total en ti.
Que el Espíritu Santo aquí ahora entre nosotros
nos mueva a orar confiada e insistentemente.
Que él clame desde nuestros corazones
y te llame, con nosotros, “Padre nuestro”,
por medio de aquél que se ofrece a si mismo
y nos ofrece a nosotros a ti,
Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Junto con Jesús hemos alzado nuestras manos
en oración hacia ti, nuestro Dios de vida.
Con Jesús seguimos confiando en ti.
Así pues, escúchanos, también en nuestras penas y luchas,
cuando estemos desalentados
y andemos a tientas en la oscuridad,
pues creemos que tú nos amas
y quieres que encontremos la felicidad,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Habríamos de guardar en nuestra mente que la oración no consiste justo en pedir favores para cada uno de nosotros personalmente, sino, además de la alabanza y acción de gracias a Dios, en interceder para el bien de otros, para el bien de la comunidad. Razón de más por la que esa oración habría de ser insistente.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.