Liturgia viva del sábado de la xxxiv semana del t. ordinario o santa maría en sábado
ESPERANZA PERSEVERANTE
(Año II. Ap 22,1-7; Lc 21,34-36)
Introducción
Año II. El Libro del Apocalipsis nos da hoy una visión optimista del futuro: el río de vida enfila hacia el árbol de vida. Son Dios mismo y el Cordero de Dios los que nos dan una vida maravillosamente fértil y duradera.
Evangelio. Todavía, el evangelio nos avisa. No debemos elegir el camino fácil de la indiferencia o del mal. Habremos de rendir cuentas al Hijo del Hombre. Tenemos que vigilar, de tal forma que podamos estar ante él con confianza. Pero nuestra esperanza es grande. Somos un pueblo de esperanza.
Oración Colecta
Oh Dios, salvador nuestro:
Hace mucho tiempo enviaste a tu Hijo Jesús entre nosotros,
pero hemos sido poco conscientes de su presencia
y además muchas vweces le escondemos a otros.
Despiértanos, Señor; haz que le reconozcamos,
que él sea la luz de nuestras vidas
y que nosotros conduzcamos a nuestros hermanos con entusiasmo hacia él.
Que él construya, entre nosotros y con nosotros,
un mundo mejor y un reino de paz y amor
en el que te sirvamos compartiendo los unos a los otros,
mientras caminamos animosos con esperanza
hacia tu hogar de descanso y alegría sin fin.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que los líderes, profetas, testigos de la fe y todos los demás cuya misión es avivar nuestra esperanza en un mundo mejor, sean guiados y movidos por el Espíritu Santo, fuente de esperanza, roguemos al Señor.
- Para que nosotros sepamos reavivar la fe y la confianza de los que se sienten mal, sin fuerza, sin esperanza y abatidos, y que esto lo hagamos gracias a nuestro firme compromiso de construir con ellos un mundo más justo y misericordioso, roguemos al Señor.
- Para que los miembros de esta nuestra comunidad nos animemos unos a otros con nuestra fe viva y nuestra inquebrantable esperanza, y que, por el amor y el servicio, el Señor viva entre nosotros, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios de nuestro futuro:
Te pedimos ante este altar
que tu Hijo Jesucristo venga a estar entre nosotros
en los signos de pan y vino.
Inspíranos por el poder de su Espíritu
y mantennos en esperanza,
para que nos comprometamos plenamente
a edificar en medio de la gente
una ciudad que sea más humana, pacífica, justa y fraternal
como una ofrenda que te sea agradable a ti,
nuestro Dios y Padre.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús el Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
¡Que bueno ha sido estar aquí con tu Hijo
y recibir de él el pan eucarístico, que nos da esperanza.
Ayúdanos en nuestros torpes intentos
de llevar a nuestro mundo frío e indiferente
el calor del amor de Jesús y de su amistad,
de su integridad y compasión,
para que llegue el día en que la gente
pueda reconocer como vivo entre nosotros
a tu Hijo, Jesucristo el Señor.
Bendición
Hermanos: ¿Dónde está el reino de Dios entre nosotros? ¿Puede la gente percibir que Cristo está realmente aquí entre nosotros, en nuestras comunidades cristianas? Esperamos en el Señor; pero él también confía en nosotros. Que el Señor venga y nos haga activos y comprometidos a trabajar en su reino, con su bendición.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.