Liturgia viva del Sábado después de la Epifanía. San Raimundo de Peñafort, presbítero
EL REINO DE LOS CIELOS ESTÁ CERCA
Introducción
El Evangelio de hoy trata de los comienzos del ministerio de Jesús. Predica su evangelio de arrepentimiento-conversión, primero a los semi-paganos judíos de Galilea: él llega a ser su luz.
Los signos de que el reino de Dios ha comenzado con él son que cura a los enfermos, que se acerca a los pobres y los que sufren. Juan dice en la primera lectura que nuestro amor al prójimo y nuestra obediencia a los mandamientos serán también señales de que el reino de Dios ha venido a nosotros.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tu reino comenzó a tomar forma
cuando tu Hijo mostró su cuidado
por los enfermos y por todos los que sufren.
Ayúdanos a auxiliar a nuestros hermanos
y a preocuparnos de ellos,
especialmente de los pobres, los desposeídos,
y los inadaptados a la vida.
Que ésta sea la señal
de que su Espíritu está obrando en nosotros
y de que tu mismo Hijo está presente entre nosotros,
él que es nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Para que el pueblo de Dios sea en este mundo como una gran luz que brilla en la tiniebla, mujeres hombres y comprometidos por un mundo mejor de compasión y misericordia, roguemos al Señor.
- Para que los gobernantes y líderes del mundo lleven rayos de esperanza a la vida de los que sufren, dándoles justicia a los oprimidos y dignidad humana a todos, roguemos al Señor.
- Para que todos los que buscan y van a tientas en la vida descubran a Cristo como la respuesta a su búsqueda de amor, bondad y verdad, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Este pan y este vino sobre esta mesa-altar
expresan que estamos dispuestos
a que tu reino crezca entre nosotros.
Danos el Espíritu de tu Hijo
para compartir nuestras posesiones y a nosotros mismos
con los hermanos menos afortunados,
no con una actitud de condescendencia o menosprecio,
sino como tu pueblo sabio,
para quien cada persona pobre
aparece con el rostro de Jesucristo,
tu Hijo y Señor nuestro,
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Que el evangelio de tu Hijo Jesucristo
dé fruto en nosotros, que somos gente ordinaria.
Que tu Hijo sea la luz que ilumina nuestras vidas;
y no permitas que ocultemos su brillo
a la gente que nos rodea.
Que la misma gente le reconozca
en la simplicidad de nuestra vida
y en nuestro cuidado mutuo,
para que, con nuestra ayuda,
le puedan ver y experimentar en este mundo
como nuestro Señor y Salvador,
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Jesús nos ha mandado que nos amemos unos a otros
y él mismo fue nuestro modelo curando a los enfermos y afligidos.
Que sepamos nosotros continuar su trabajo.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu santo
descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.