Liturgia Viva – San Felipe Neri, presbítero
Introducción
San Felipe Neri era un sacerdote de Roma, que vivió en el siglo XVI. Fundó la congregación de los Oratorianos, para sacerdotes diocesanos. En tiempos de decadencia religiosa, hizo mucho para reavivar un verdadero sentido religioso y una auténtica devoción a la eucaristía. Era muy original y de actitud y talante siempre alegres, bromeando con frecuencia a sus amigos; tanto es así que algunos dudaban de su santidad. Su biografía nos llega a decir que su corazón latía con tanta fuerza con el amor de Dios que un día se le llegaron a quebrar dos de sus costillas.
Oración Colecta
Oh Dios, Padre nuestro:
Tú quieres que estemos alegres
ya que somos discípulos del Señor resucitado,
que derrotó a la muerte como al gran enemigo.
Gracias por habernos creado para la felicidad.
Ayúdanos a hacer nuestro el lema de San Felipe Neri:
que la alegría es el mejor camino hacia la perfección.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Con pan y vino celebramos
el banquete festivo al que Jesús nos invita.
Sintámonos, como amigos, juntos aquí con él,
en la alegría de la fraternidad y el amor
que nos une como a tu pueblo feliz.
Que esta eucaristía nos prepare
para compartir un día, juntos también,
la alegría eterna que tú has prometido
a todos los que te aman.
Te lo pedimos por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor, Dios nuestro, siempre fiel:
Hemos celebrado con alegría
la presencia liberadora entre nosotros
de tu Hijo Jesucristo,
y hemos participado en su banquete eucarístico.
Acompáñanos a través de la vida
por medio del Espíritu de tu Hijo
–ese Espíritu juguetón de sabiduría y fantasía,
de encuentro y de amor gratuito–,
para que caminemos juntos,
tomados de la mano,
creyendo en lo inesperado
y haciendo realidad lo imposible,
hasta que nos reúnas a todos juntos
en torno a la mesa de tu fiesta celestial
que durará por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: San Felipe Neri solía decir: “Un santo triste es un triste santo”. Dios ama al que da y se da con alegría. Que Dios nos conceda la alegría de sentirnos resucitados con Cristo. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.