Liturgia Viva del San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia
PROFETAS DE FUEGO
(Eclo 48,1-4. 9-11; Mt 17,10-13)
Introducción
En el Antiguo Testamento (Primera Lectura) el Profeta Elías es el “profeta de fuego”, una personalidad fogosa, apasionada, y llena de celo que hace caer fuego sobre los enemigos de Dios. Él quería preparar los corazones del pueblo para que aceptaran a Dios.
En el Nuevo Testamento (Evangelio) el “profeta de fuego”, el nuevo Elías fue Juan el Bautista. Lleno también de celo, quería preparar los corazones de su pueblo para que aceptaran a Jesús como su Mesías salvador. — ¿Quién nos está llamando hoy a nosotros a la conversión, y abriendo nuestros corazones para que Cristo viva realmente en nosotros? Es el Espíritu Santo de fuego, que quiere que realicemos con gran celo y amor el trabajo de Cristo, para llevar el amor, la paz y la justicia de Dios a nuestro mundo de hoy. ¿Le dejamos al Espíritu Santo encender este fuego en nosotros?
Oración Colecta
Otórganos bondadosamente la gracia
de no volvernos nunca indiferentes
al mensaje ardiente
que tu Hijo nos proclama hoy en el evangelio.
Cuando nos volvamos distraídos y pasivos,
envíanos de nuevo profetas que nos despierten
y nos muevan a comprometernos de nuevo
a hacer tu reino entre nosotros una realidad
de amor a ti y a los hermanos,
de justicia, de solidaridad, de servicio y de paz.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que Dios suscite entre nosotros profetas que, a tiempo y a destiempo, nos despierten de nuestra apatía y de nuestra complacencia con nosotros mismos, con la Iglesia y con el mundo de nuestros días, roguemos al Señor.
- Por hombres y mujeres de arrojo e integridad, que sean voces fuertes que hablen con valentía contra la injusticia y la despreocupación por la dignidad humana de los hermanos oprimidos, roguemos al Señor.
- Por los profetas que nos desafían a ser diferentes en los caminos de Dios y a afrontar el sacrificio de comprometernos a construir un mundo de compasión, solidaridad y reconciliación, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Este pan y este vino son para nosotros signos
de cómo Jesús quería establecer entre nosotros
tu bondad y perdón,
aun cuando tu pueblo no quiso escuchar
y acabaron clavándole en la cruz.
Danos el don de tu Espíritu, Espíritu de fuego,
para que no ahorremos ningún esfuerzo
para hacer realidad la nueva era
que Cristo vino a instaurar entre nosotros:
un tiempo de esperanza, paz y amor.
Que Cristo sea nuestro Señor y Salvador
ahora y por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Te damos gracias por darnos de nuevo a Jesús,
en esta eucaristía,
para fortalecernos con su palabra y con su cuerpo,
Que, estando Cristo ente nosotros,
no tengamos miedo de comprometernos
para provocar el mundo nuevo
por el que él entregó su vida.
Que él haga nuestro amor fuerte y duradero,
y suficientemente fogoso
para arriesgarnos con audacia
a pesar de la contradicción o del miedo al ridículo,
por Jesucristo nuestro Señor.
Bendición