Liturgia Viva – Lunes de la V Semana de Pascua
DIOS VIVE EN NOSOTROS
(Hch 14,15-18; Jn 14,21-26)
Introducción
En la Primera Lectura Lucas nos muestra a Pablo realizando entre los paganos los mismos signos y milagros que Pedro entre los judíos (aquí la curación de un lisiado) y predicando el mismo mensaje.
En el Evangelio Cristo habla de inhabitación de Dios. En el Antiguo Testamento, el lugar donde Dios habitaba era, primero, la Tienda y el Arca de la Alianza; después, el Templo. El Templo era el signo de que Dios vivía en medio de y con su pueblo. Esto era tomado con frecuencia demasiado al pie de la letra, materialmente y casi mágicamente. Los Libros Sapienciales decían que la presencia de Dios era algo más interior: Dios se hacía presente por medio de su sabiduría, hallada en el corazón de los justos. — Jesucristo dice que la presencia de Dios es mucho más íntima: él vive por amor en los corazones de los que le aman y guardan su Palabra; una presencia que sólo la puede conocer alguien que realmente ama. — Cristo manifestará ahora su presencia entre nosotros de forma misteriosa y sacramental, en esta eucaristía.
Oración Colecta
Buscamos con frecuencia tu presencia
en el templo de la creación y de la naturaleza,
y en los templos construidos con nuestras manos;
también podemos encontrarte en medio de tu pueblo.
Pero, sobre todo, tú has establecido tu templo
justamente en nuestros corazones.
Oh Dios, danos ojos de fe y amor
para reconocer que tú vives y moras en nosotros
con tu Hijo y con el Espíritu Santo
sobre todo cuando cumplimos
la Palabra del mismo Jesús,
Hijo tuyo y Señor nuestro
por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Para que todos nosotros sepamos dar testimonio de que somos discípulos de Jesús al amarnos sincera y profundamente unos a otros, roguemos al Señor.
- Para que, en este nuestro tiempo en que Cristo no está ya físicamente presente entre nosotros, sepamos descubrir su presencia espiritual en cada rostro humano, roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu Santo nos enseñe a vivir según la Palabra que hemos oído de Cristo, que nos habla constantemente en el evangelio, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Tu Hijo Jesucristo está aquí con nosotros
pues estamos reunidos en su nombre
en esta asamblea eucarística.
Danos a Jesús de forma especial ahora
bajo la forma de pan y vino,
como nuestra bebida y nuestro alimento espiritual,
para que, dondequiera que estemos,
tú estés también presente,
porque tu Hijo está vivo en nosotros,
él que vive y reina contigo
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Te damos gracias por darnos a tu Hijo
y por ver con agrado que viva en nosotros.
Ayúdanos a vivir el mismo estilo de vida que él vivió
y que él quiere que nosotros vivamos también:
una vida de obediencia a tu voluntad
y de entrega y dedicación a los hermanos
y a nuestra misión en la vida.
Que a través de nosotros tú estés presente
en este mundo frío y calculador
y le regales el calor del amor,
de la amistad y la compasión,
por medio de Jesucristo, que vive en nosotros,
ahora y -así lo esperamos-
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Jesús nos confirma y nos da la certeza de que nuestro Padre del cielo nos ama y vive en nosotros, si vivimos conforme a las palabras del mismo Jesus. Para que vivamos conforme a ellas de manera coherente, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.