Liturgia Viva del Santa Escolástica, virgen
Introducción
No conocemos mucho de la vida de Sana Escolástica, la
hermana del gran San Benito, a cuya sombra vivió. Dedicando
su virginidad a Dios, primeramente vivió una vida de oración en su casa, después vivió cerca de su hermano en Subiaco, después en Monte Casino, hasta que Benito le puso al cuidado de una comunidad de mujeres.
Sabemos por la historia cómo los monasterios benedictinos de hombres y mujeres no solamente irradiaban paz, sino que eran, en muchas regiones, los civilizadores y los principales testigos de la presencia de Cristo en el mundo.
Oración Colecta
Oh Dios y Padre nuestro:
Te damos gracias hoy por los santos
como Santa Escolástica;
ellos nos recuerdan que una vida
de oración y de comunidad
dan testimonio de tu presencia en este mundo.
Haznos también ver claramente
que eres tú el que finalmente cuentas,
que tú eres el sentido de nuestras vidas
y que el lazo definitivo que nos une a todo el mundo
es Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro:
Por estos signos de comida y de bebida,
pan y vino,
tu Hijo Jesucristo se nos da a sí mismo
y nos reúne a todos juntos
como una comunidad de amor y de servicio.
Haz que las comunidades de religiosos consagrados
-de hombres y de mujeres-
sean un signo, perceptible por todos,
de que tú quieres que seamos uno
como pueblo que tú has liberado
y vinculado a ti en una Alianza Nueva
por medio de la muerte y de la resurrección
de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre nuestro:
Te damos gracias por esta eucaristía
y por todo el bien que hacen
en la Iglesia y en favor del mundo
los religiosos consagrados
-hombres y mujeres-.
Que sean testigos vivientes
de que vale la pena vivir por el evangelio.
Por medio del cuerpo y sangre de tu Hijo,
fortalécelos para que sean, en favor de todos,
adoradores en espíritu y en verdad
que, por tu causa,
amen y se preocupen por sus hermanos,
con y como Jesucristo nuestro Señor.