Miércoles de la II Semana de Adviento. San Dámaso I, papa
Mt 11,28-30. Venid a mí todos los que estáis cansados.
Liturgia Viva del Santa Mónica
SANTA MÓNICA
Introducción
Mónica, convencida cristiana, estaba casada con un marido temperamental e infiel. A ese dolor su corazón sumaba el de su hijo, Agustín, que se había sumado a la secta de los maniqueos y le provocaba mucha ansiedad y vergüenza por su conducta moral. Sin embargo, Mónica, con su amorosa oración, perseverante y creyente, obtuvo su conversión para Dios. ¡Y qué hombre y qué clase de cristiano llegó a ser!
Las lágrimas de su madre lo llevaron a vivir en Cristo. De esta manera podemos decir que ella fue dos veces madre. Su vida fue como la de cantidad de mujeres que atraviesan duras pruebas en el matrimonio y están cargadas de inquietud y amargura por sus hijos… Pero ella sabía que la fe en Cristo lo hace todo posible.
Oración Colecta
Todopoderoso, eterno Dios:
Dar una vida humana a sus hijos
es la gran misión que confías a las madres.
Te damos gracias hoy por Santa Mónica
que te suplicó incesantemente por su hijo Agustín
para que pudiera encontrar a Jesús en su vida.
Concede a todos los padres
que sepan ayudar a sus hijos a vivir y a crecer
en la vida y en el futuro eterno
de Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios:
Que este pan y este vino sean signos
de que, con tu Hijo Jesucristo,
nos preocupamos de tu Reino entre el pueblo.
Ayúdanos por medio de tu Hijo
a dirigirnos mutuamente
en el camino hacia ti.
Que él viva en todos nosotros
porque él es nuestro Señor
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Te damos gracias por Jesucristo
y por los muchos hombres y mujeres,
como Santa Mónica,
para quienes él significó tanto
que se dedicaron generosamente a sus prójimos
a causa de Jesús.
Que ellas nos inspiren hoy
para preocuparnos por los que nos rodean
Ayúdanos a creer lo bastante firmemente
en el misterio de la Resurrección de tu Hijo
para abrirnos de verdad a los demás
y ayudar a otros a superar
sus miedos y sus servidumbres
por nuestro Señor Jesucristo.
