Liturgia Viva del Santos Andrés Kim Taegon, presbítero, Pablo Chong Hasang, y compañeros, mártires

Fecha

20 Sep 2024

Introducción

Primera Lectura. Verdaderamente, Cristo vive. Resucitó. Y si resucitó, nosotros también resucitaremos con él. Las dos cosas van juntas. Sin la resurrección de Cristo y sin la nuestra, nuestra fe es vana y vacía.
Evangelio. Lucas es el evangelista que describe la contribución de las mujeres al apostolado de Jesús. Cristo las ha liberado de las alienaciones de la sociedad judía. Acompañaron a Jesús desde el comienzo de su ministerio y gozaron de una condición o posición no muy distanciada de la de los Doce; después de la resurrección, ellas fueron las primeras en proclamar que Cristo había resucitado. Juntamente con los Doce, son acompañantes o compañeras de Jesús mientras él va de pueblo en pueblo anunciando la Buena Noticia de salvación. Los compañeros participan también de la misma mesa.

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Los hombres y mujeres, juntos,
son igualmente responsables
de la vida de fe de nuestras comunidades cristianas.
Igual que aquellas mujeres del evangelio
eran discípulas de Jesús
y compañeras suyas de camino,
que las mujeres de nuestras comunidades
tengan también hoy un papel importante
en la vida de la Iglesia
con su identidad y sus cualidades peculiares,
para que la misma Iglesia crezca
y su fe sea viva e imbuida de amor.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Intenciones

   1. Para que la contribución de las mujeres a la construcción de la comunidad de  la Iglesia sea apreciada tanto como la de los hombres, roguemos al Señor.
   2. Para que las mujeres en la Iglesia sigan enriqueciéndonos a todos con el calor de su ternura, amabilidad y con su entrega generosa, roguemos al Señor.
   3. Para que las mujeres en la Iglesia nos inspiren a todos por su sentido de acogida, por su fe y fidelidad, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor y Dios nuestro:
Queremos ser compañeros de tu Hijo
que comparte su mesa con nosotros,
y con él y por él queremos llegar a ser
una sola mente y un solo corazón.
Que los padres y madres en nuestras familias
pongan a la disposición de sus hogares
sus dones de mente y corazón
y nutran a sus hijos con el alimento de la fe
y el calor del amor y la compasión.
Y que ayuden eficazmente a sus hijos
a vivir  como buenos cristianos,
muy cercanos a Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Hemos sido compañeros de tu Hijo
al comer de esta mesa eucarística.
Haznos también sus compañeros
en el viaje de la vida
para que podamos proclamar
a la gente que encontramos
la Buena Nueva del perdón y de la vida.
Y que atinemos a hacer de nuestras comunidades
auténticos signos y anticipo del Reino de Dios.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Hemos escuchado en el evangelio que las mujeres que acompañaban a Jesús “le servían”. Jesús vivió entre nosotros “como quien sirve” Por eso nosotros, hombres y mujeres, debemos servir también, con él y como él, a todos nuestros hermanos.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.


El material que aquí te ofrecemos está tomado de la obra del P. Camilo Marivoet, cicm y publicada en Filipinas por Claretian Publications (en inglés) con el título de LITURGY ALIVE. La traducción y adaptación es del P. Carmelo Astiz, misionero claretiano.
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