Liturgia Viva – V Domingo de Pascua
QUINTO DOMINGO DE PASCUA (Ciclo C)
- El Amor Es Inventivo
- Miren Cómo Se Aman Unos a Otros
Saludo (Ver Segunda Lectura)
Dios vive en medio de su pueblo.
Planta su tienda entre nosotros
en su Hijo Jesucristo.
Que éste sea nuestro Emanuel,
nuestro “Dios-con-nosotros”,
y que esté siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante (Dos Opciones)
1. El Amor Es Inventivo
Con frecuencia nos sorprendemos por las cosas que nuestros seres queridos nos regalan o hacen por nosotros. Nos asombra lo inventivo que puede ser el amor. — Miremos a Dios, origen de todo amor; él determinó que su propio Hijo se hiciera uno de nosotros. — ¡Jesús nos deja asombrados por su amor a los pecadores, a los inadaptados en la vida, a los que sufren! Entrega su vida por nosotros. Y es precisamente ese amor, inventivo y creador, el que constituye el núcleo de nuestra fe y de nuestra vida. Si tuviéramos aunque solo fuera un poquito de esa clase de amor, podríamos renovarnos totalmente a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. — Es este amor inventivo y renovador el que Jesús viene a compartir con nosotros en esta eucaristía.
2. Miren Cómo se Aman Unos a Otros
Si les pidieran a ustedes definir lo más típico y característico de nuestra comunidad cristiana, ¿podría decirse de nosotros, como de los primeros cristianos, “Miren cómo se aman unos a otros”? De acuerdo con nuestro Señor mismo, la señal característica de sus discípulos debería ser que nos amamos unos a otros como él nos ha amado. — Reunidos como estamos aquí para el banquete eucarístico del Señor, banquete de amor, pidámosle que nos ayude a amarnos unos a otros como él nos amó.
Acto Penitencial
Dios nos ha amado mucho más de lo que nos podemos imaginar. Pero ¿en qué medida hemos respondido a su amor? ¿En qué medida también hemos respondido al amor de los hermanos?
Examinémonos ante el Señor.
(Pausa)
-
Señor Jesús, con tu amor viniste a renovar este nuestro mundo, decrépito y enfermo.
R/ Señor, ten piedad de nosotros. -
Cristo Jesús, tú encomendaste a la Iglesia y al mundo el mandamiento del amor como tu testamento y como el corazón de tu mensaje.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros. -
Señor Jesús, tú nos propusiste tu amor como modelo y medida de nuestro amor entre nosotros.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor, y perdona nuestros pecados.
Renuévanos con tu amor y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos para que nuestro amor reciba su fuerza del amor de Dios.
(Pausa)
Tú hiciste que tomáramos conciencia
de la profundidad de tu amor
cuando tu propio Hijo Jesús
entregó su vida por nosotros.
Él nos pide que nos amemos unos a otros
como él nos amó –sin medida y hasta el fin.
Y, sin embargo, nuestro amor
permanece frágil y voluble;
siempre se nos queda corto.
Danos, Padre bondadoso, un poco de tu mismo amor;
que sea un amor confiable y duradero como el tuyo,
siempre respetuoso de los demás,
siempre inventivo y nuevo;
y que se arranque de sí mismo
para alcanzar a los hermanos,
especialmente a los pobres y a los no amados.
Te lo pedimos
en nombre de Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Hch 14,21b—27): Dios Había Hecho Grandes Cosas con Ellos.
Pablo y Bernabé habían sufrido y se habían esforzado mucho para fundar nuevas comunidades cristianas y para animar a los fieles. Sin embargo, reconocían que fue Dios quien hizo todo ese buen trabajo por medio de ellos.
Segunda Lectura (Ap 21,1-5): Miren, Yo Hago Todo Nuevo
Desde que Jesús resucitó, un mundo nuevo ha comenzado a tomar forma entre los hombres, la de la presencia de Dios entre nosotros por medio del mismo Cristo Resucitado. Juan nos proporciona una visión esperanzada de este nuevo mundo en ciernes.
Evangelio (Jn 13,31-35): Un Nuevo Mandamiento para un Pueblo Nuevo
En la Última Cena, Jesús lega a sus discípulos el mandamiento del amor como su última voluntad, su testamento. Este amor es la clave para un mundo nuevo.
Oración de los Fieles
Jesús nos está recordando hoy que el amor es la ley fundamental del cristianismo. — Pidamos a Dios nuestro Padre que el amor no sea entre nosotros como una palabra vacía y sin sentido, y digamos: R/ Señor, haznos uno en tu amor.
- Por la Iglesia, pueblo de Dios, para que, con la fuerza de nuestro compromiso y entrega, seamos una voz y una fuerza que promueva eficazmente la justicia y el amor entre los hombres y entre los pueblos, roguemos al Señor. R/ Señor, haznos uno en tu amor.
- Por las Iglesias que buscan, un poco a oscuras, la unidad, para que un día compartan juntas el único pan de la eucaristía de nuestro único Señor Jesucristo, roguemos al Señor. R/ Señor, haznos uno en tu amor.
- Por científicos y economistas, para que con sus inventos y esfuerzos promuevan el bienestar, la calidad de vida y la libertad y dignidad humana para todos, roguemos al Señor. R/ Señor, haznos uno en tu amor.
- Por todos los hombres de buena voluntad, para que construyamos juntos una sociedad basada en la justicia y en el amor, donde no haya lugar para discriminación alguna, roguemos al Señor. R/ Señor, haznos uno en tu amor.
- Por todos nosotros aquí reunidos, para que formemos una comunidad de servicio, amor y esperanza, abierta a todas las necesidades y justas aspiraciones de nuestros hermanos, roguemos al Señor. R/ Señor, haznos uno en tu amor.
Oh Dios de esperanza, en ti confiamos. Haznos nuevos; renueva nuestras vidas y nuestro mundo por medio de aquel que es tu presencia visible y encarnada entre nosotros, Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
¡Cómo querríamos
que el pan que vamos a comer en esta eucaristía
fuera pan de paz y bienestar para todos,
pero para muchos es todavía pan duro
de lágrimas e injusticia!
¡Cómo querríamos que la copa que vamos a beber fuera copa de unidad y de alegría,
pero con frecuencia es todavía para muchos
copa amarga de desigualdad,
discriminación y tristeza!
Que este pan y vino que te presentamos sobre el altar
se convierta para nosotros en tu Hijo Jesucristo,
alimento y bebida divinos
que nos den fuerza para construir, todos juntos,
un mundo mejor,
pues él es nuestro Dios y Señor
por los siglos de los siglos.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Llenos de alegría, demos gracias al Padre, porque una nueva vida y un mundo nuevo comenzaron para nosotros el día en que Cristo resucitó de entre los muertos.
Invitación al Padrenuestro
Con Jesús, que vive entre nosotros, roguemos a nuestro Padre del cielo para que la plenitud de su reino llegue a ser una realidad entre nosotros.
Oración por la Paz
Tú dijiste a tus apóstoles:
“Mi paz les dejo, mi paz les doy”.
No tengas en cuenta nuestros pecados
sino la fe y el amor de tu Iglesia santa,
y danos siempre la pazque procede del compartir y de la unidad
y de trabajar juntos para construir tu reino de justicia y amor,
en el que tú vives con nosotros
por los siglos de los siglos.
Invitación a la Comunión
que nos recuerda hoy a sus discípulos:
Ámense como yo les he amado.
Dichosos nosotros,
invitados a comer este pan de vida y amor.
Oración después de la Comunión
La eucaristía que hemos compartido
es para nosotros el signo y la prueba
de que podemos aprender a amarnos unos a otros
como Jesús nos amó: sin medida y hasta el fin.
Gracias por el amor que nos has mostrado.
Que nuestro amor dé testimonio
de todo el amor que hemos recibido de ti,
para que nuestros esfuerzos
por difundir tu justicia y alegría
lleve a los hermanos a reconocerte
como el único Dios verdadero,
y a acoger y aceptar gozosamente
a quien tú nos has enviado,
Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: En esta celebración eucarística nos hemos sentido unidos como una comunidad de fe, esperanza y amor. Ahora retornamos a nuestras respectivas tareas y trabajos. Permanezcamos unidos y tomemos muy a pecho el mandamiento del amor de Jesús, el Señor. Esforcémonos por amarnos unos a otros como él nos amó. Ésta es la verdadera clave para construir un mundo nuevo.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.