Liturgia Viva del V Domingo de Pascua
QUINTO DOMINGO DE PASCUA (Ciclo B)
- Ramas de la Misma Vid
- Diferentes, pero Uno en Cristo
Saludo (Ver Segunda Lectura)
No tenemos que tener miedo a la presencia de Dios;
y confiamos en que cualquier que le pidamos lo recibiremos,
es decir, si cumplimos sus mandamientos
creyendo en Cristo y amándonos unos a otros.
Que el amor y la paz de Jesús esté con ustedes.
Introducción por el Celebrante (Dos Opciones)
- Ramas de la Misma Vid
Nuestra fe es mucho más que creer en una serie de verdades. Nuestra fe debe ser una unión con una persona viva, unidad de vida con Jesús nuestro Señor. Sus palabras y sus obras son nuestra guía en la vida; nuestro corazón entra en sintonía con su corazón, y su amor desinteresado y servicial a Dios y a los hombres es nuestra inspiración y nuestro modelo. No podemos estar pensando en él y orando todo el tiempo, pero podemos, con su ayuda, intentar vivir su vida. Así es cómo podemos vivir en él, permanecer en él, ser uno con él como él es uno con el Padre. Seamos íntimamente uno con él, aquí ahora en esta eucaristía y en la vida de cada día. - Diferentes, pero Uno en Cristo
De muchas manera diferimos unos de otros. ¡Damos gracias a Dios por la riqueza de esta variedad! ¡Qué triste sería nuestro mundo si todos fuéramos iguales, idénticos, ya que solamente veríamos nuestra propia imagen! Somos diferentes en nuestro rostro, nuestro carácter, nuestra personalidad, nuestra ocupación, nuestro lenguaje y cultura, en tantas otras cosas. Sin embargo, hay una cosa que nos une. Pertenecemos a Cristo, estamos unidos en él. Él quiere que esta unión sea una unión íntima: como ramas de un mismo árbol, como sarmientos de una misma vid que da vida. Todos juntos en él somos uno. Pedimos que esta unión sea íntima y efectiva.
Acto Penitencial
¿Somos realmente como amigos íntimos con Jesús nuestro Señor, conscientes de que nos ama profundamente y está cercano a nosotros?
Examinémonos ante el Señor.
(Pausa)
- Señor Jesús, tu vida fluye en nosotros: ¡A ti toda alabanza!
R/. Señor, ten piedad de nosotros. - Cristo Jesús, tu amor se desborda en nosotros: ¡A ti toda alabanza!
R/. Cristo, ten piedad de nosotros. - Señor Jesús, tu entrega al Padre y al bien de los hombres rebosa en nosotros: ¡A ti toda alabanza!
R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Muéstranos tu misericordia, Señor. Guárdanos unidos en tu amor y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos para que todos lleguemos a ser uno en Jesús, nuestra verdadera vid.
(Pausa)
Tú has querido hacerte muy cercano e íntimo a nosotros
en tu Hijo Jesucristo.
Por medio de él podemos vivir tu vida, rica y generosa,
y que alcanza a los hermanos,
ya que Cristo vive en nosotros y nosotros podemos vivir en él.
Que tu Hijo nos reúna a todos juntos en él,
que todos lleguemos a ser sarmientos de la misma vid
y que el vino nuevo de justicia y amor
llene toda esta nuestra tierra con alegría y paz.
Te lo pedimos por medio de Aquél
cuya savia de vida fluye en nosotros,
Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Hch 9,26-31): Los Comienzos Difíciles de un Apóstol
De fanático perseguidor, Pablo se convierte en un celoso apóstol. Al comienzo, la gente no se fía de él. Bernabé responde por él y Pablo es aceptado, pero aun entonces provoca controversia.
Segunda Lectura (1 Jn 3,18-24): Fe en Jesús y Amor Mutuo
Estamos seguros de que Dios está presente en nosotros y de que estamos unidos a él si creemos en Jesucristo y nos amamos unos a otros con un amor auténtico y activo.
Evangelio (Jn 15,1-8): Yo Soy la Vid, Ustedes los Sarmientos
Sólo cuando estamos unidos con Jesús con fe y amor, como sarmientos de una misma vid, pueden nuestras vidas producir fruto y Dios nos dará todo lo bueno.
Oración de los Fieles
Si permanecemos en nuestro Señor Jesucristo como sarmientos de la vid, podemos pedir lo que queramos y él nos lo concederá. Y así digámosle:
R/. Escucha a tu pueblo, Señor.
- Por la vida de la Iglesia universal, para que todos sus fieles permanezcamos uno en Cristo, vivamos en su amor, y difundamos su compasión y su calor, roguemos al Señor.
- Por los cristianos de las Iglesias jóvenes, para que sean fervorosos en su fe; por los fieles de la vieja cristiandad, para que aprecien su fe como es debido; por los creyentes de las Iglesias perseguidas, para que se mantengan firmes y se apoyen unos a otros, roguemos al Señor.
- Por los vinicultores y agricultores, para que su esfuerzo producta suficiente alimento y bebida para todos, de modo que nadie pase de nuevo ni hambre ni sed, roguemos al Señor.
- Por todos los que se han aislado de la Iglesia y de Cristo, para que el ejemplo inspirador de buenos cristianos les haga regresar de nuevo al camino del Señor, roguemos al Señor.
- Por todas las comunidades cristianas, la nuestra y otras por igual, para que nos llenemos de alegría, ya que sabemos que Cristo nos ama y comparte nuestras preocupaciones y nuestros momentos felices, roguemos al Señor.
Señor Jesús, vid en la que vivimos, permanece siempre con nosotros, guárdanos siempre unidos contigo y con los hermanos, y danos la gracia de producir fruto que permanezca, ahora y por los siglos de los siglos.
Oración de Ofertorio
Tú plantaste a tu Hijo en medio de los hombres
como la verdadera vid, de amor siempre fiel.
Que él se nos dé a nosotros hoy
como nuestro pan de fortaleza
y escancie para nosotros el vino de la fidelidad,
para que vivamos en él y él en nosotros
y para que demos frutos de unidad y de amor,
por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Alcemos nuestras mentes y nuestros corazones al Padre para darle gracias por habernos dado a Jesús como nuestro Señor Resucitado y como la verdadera vid que nos une consigo mismo y unos con otros.
Introducción al Padrenuestro
Unidos con el Hijo de Dios como sarmientos de la vid,
oremos a Dios nuestro Padre
la oración que Jesús mismo nos enseñó:
R/. Padre nuestro…
Líbranos, Señor
y concédenos en nuestros días
la paz de la unión con tu Hijo,
que es nuestra verdadera vid,
y con todos nuestros hermanos.
Protégenos de toda ansiedad y perturbación,
mantennos fieles a ti
y haz que demos frutos de amor y de paz,
mientras esperamos con gozosa esperanza
la venida gloriosa de nuestro Salvador, Jesucristo.
R/. Tuyo es reino…
Invitación a la Comunión
sin el cual no podemos hacer nada.
Dichosos nosotros, invitados a su mesa,
para que él viva en nosotros y nosotros en él.
R/. Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Tú eres más grande que nuestro corazón.
En esta celebración eucarística te damos gracias,
por darnos la verdadera vid, tu Hijo Jesucristo.
Que ojalá sigamos viviendo unidos a él
y unos a otros, para que en las incertidumbres de la vida
sigamos creyendo, esperando y amando.
Y cuando andemos a tientas en la oscuridad en días de prueba,
danos la seguridad de que estás solamente purificando nuestra fe
y de que tú estás siempre con nosotros
en los hermanos y en tu Hijo,
Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
“Permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes”.
Si, permanezcamos en su amor
y hagamos las obras de la vida diaria
unidos a él y animados con su fuerza.
Llevémosle a nuestros hermanos
con nuestro interés y amor.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.