Liturgia Viva – VI Domingo de Pascua
Regalos de Despedida de Jesús
Saludo (Ver el Evangelio)
Mientras el Espíritu nos recuerda las enseñanzas de Jesús, que el amor del Padre y del Hijo y la paz de nuestro Señor resucitado estén siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante
Los Regalos de Despedida de Jesús
De cuando en cuando oímos que una anciana o anciano, conscientes de que su muerte no está lejos, da consejos a sus hijos e hijas: “Cuando yo falte, haz esto o aquello para tu propio bien y felicidad. — Las palabras de despedida de Jesús se dirigen también a nosotros; son como una especie de testamento, de última voluntad. Jesús nos está diciendo que si encontramos aquella escurridiza paz verdadera que solamente él puede dar, tenemos que amarle a él y al Padre, y también amarnos unos a otros. Tenemos que seguir escuchando al Espíritu Santo que nos recuerda las obras y las enseñanzas de Jesús.
Acto Penitencial
Nuestros pecados perturban nuestra paz.
Busquemos la paz como don del perdón del Señor.
(Pausa)
- Señor Jesús, tú nos pides guardar tu palabra y tú nos aseguras que vivirás en nosotros.
R/ Señor, ten piedad de nosotros. - Cristo Jesús, tú nos prometes el Espíritu Santo que nos recordará tus palabras y tus obras.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros. - Señor Jesús, tu nos das tu paz, esa clase de paz que el mundo no nos puede dar.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor, y danos la paz de tu perdón.
Que ningún miedo perturbe nuestros corazones, y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos para que el Espíritu de Cristo nos guíe siempre.
(Pausa)
Consérvanos fieles a la palabra de tu Hijo.
Danos el Espíritu Santo
para que nos recuerde
todo lo que Jesús nos dijo
y todo lo que hizo por nosotros.
Que este Santo Espíritu nos proteja
de todo miedo y cobardía
y nos dé el valor para edificar la Iglesia
en paz y con un amor paciente.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Hch 15,1-2. 22-29): El Espíritu Liberador Abre la Iglesia a Todos.
La Iglesia no pertenece a ningún grupo partidista. Bajo la guía del Espíritu Santo, los apóstoles deciden colegialmente que la Iglesia tiene que estar abierta a todos.
Segunda Lectura (Ap 21,10-14.22-23): La Iglesia, Templo de la Presencia de Dios
El apóstol Juan describe la Iglesia como una ciudad donde mora Dios. Está fundamentada sobre los apóstoles y abierta a todos.
Evangelio (Jn 14,23-29): El Espíritu Santo Les Instruirá.
Cuando mejor expresamos nuestro amor a Jesús, es cuando vivimos conforme a su evangelio. Él permanece en nosotros por medio de su Santo Espíritu, que nos da una comprensión de lo que el evangelio exige de nosotros – y también nos da la fuerza para vivir conforme a él.
Oración de los Fieles
Inspirados por el Espíritu del Señor, pidamos al mismo Señor Jesús que nos una, a nosotros y al mundo, en su paz y amor. Y digámosle: R/ Señor, pon tu morada entre nosotros.
- Para que en las discusiones y controversias en la Iglesia de nuestros días, los cristianos que nos comunicamos y comulgamos juntos no nos excomulguemos unos a otros, roguemos al Señor.
R/ Señor, pon tu morada entre nosotros. - Para que tengamos el valor de ser fieles al Concilio Vaticano II y nos convirtamos a su espíritu, roguemos al Señor.
R/ Señor, pon tu morada entre nosotros. - Para que los que están inquietos y los que tienen miedo encuentren la paz en el evangelio del Señor y se den cuenta de lo íntimo y cercano que está a ellos el Señor, roguemos al Señor.
R/ Señor, tu morada entre nosotros. - Para que los discípulos del Señor hoy no apaguen al Espíritu, sino que aprendan a reconocerle actuando en el mundo y en la Iglesia, roguemos al Señor.
R/ Señor, pon tu morada entre nosotros. - Para que nuestra fe nos proporcione paz, y para que el amor de Dios sea la fuente de nuestra alegría; que toda nuestra vida pertenezca a él y que él plante su tienda entre nosotros, roguemos al Señor.
R/ Señor, pon tu morada entre nosotros.
Quédate con nosotros, Señor; envíanos tu Espíritu y muéstranos al Padre; sé nuestro Señor y Salvador por los siglos de los siglos.
Oración sobre las Ofrendas
Al reunirnos en torno a estos dones de pan y vino,
el Espíritu Santo nos recuerda las palabras de Jesús:
”Hagan esto en mi memoria”.
Muéstranos tu amor y ven a nosotros con tu Hijo
para poner tu morada en cada uno de nosotros
y en nuestras comunidades.
No permitas que sintamos miedo o inquietud.
Danos tu amor y tu paz,
y que sepamos compartirlos
con un mundo doliente y dividido.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Podemos dar gracias al Padre, ya que Jesús nuestro Señor ha resucitado. Él vive entre nosotros aquí y en su Iglesia por medio del Espíritu Santo, para presentar nuestra acción de gracias al Padre.
Invitación al Padre Nuestro
Por medio del Espíritu de comprensión y de amor
oremos a nuestro Padre del cielo
con la oración de Jesús, nuestro Señor.
R/ Padre nuestro…
Oración por la Paz
Antes de dejar este mundo
tú dijiste a tus apóstoles:
“ La paz les dejo; les doy mi paz,
y no como la da el mundo.
No se inquieten ustedes ni se acobarden”.
No tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe y el amor de tu Iglesia santa
y danos, por medio de tu Espíritu Santo,
aquella paz y aquella unidad
que sólo tú puedes dar en tu reino
y que dura por los siglos de los siglos.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor, Cordero de Dios,
que sigue viviendo en medio de su pueblo.
Él invita a los que le aman
a guardar su palabra y a comer su pan de vida.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Tú y tu Hijo Jesús ponen su morada
en los que guardan la palabra del mismo Jesús.
Él nos ha proclamado aquí su palabra
y nosotros creemos en ella, la amamos
y la haremos realidad en nuestras vidas
por el poder del pan de vida.
Y si alguna vez llegamos a olvidarla,
que tu Espíritu nos la vuelva a recordar
y nos enseñe a vivir conforme a ella con alegría.
Que esa palabra y tu amor bondadoso
nos traigan tu paz.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.
Bendición
Hermanos: Jesús nos ha dicho hoy: “Los que me aman amarán mi palabra”, es decir, llevarán mis palabras a la práctica, y harán todo lo posible para vivir como yo viví.
Que el Espíritu Santo nos guíe y nos ayude a vivir conforme al evangelio del Señor.
Y para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.