Liturgia Viva del Viernes de la I Semana de Adviento. San Nicolás, obispo
LOS CIEGOS VERÁN
(Is 29,17-24; Mt 9,27-31)
Introducción
En este tiempo de espera, el Adviento, la Palabra de Dios nos da una visión de esperanza. Los poderosos que confían en su propio poder político y en sus alianzas se derrumbarán y serán aplastados, pero los pobres, sordos, ciegos, o sea, los que todavía creen en la presencia y en la acción de Dios en el mundo, verán la salvación. Así lo promete Isaías en nombre de Dios.
Cuando celebramos la eucaristía, profesamos nuestra fe de que Dios, de hecho, comienza, en Jesús, el cumplimiento de su promesa. Él restaura la visión de los ciegos, porque creen. Dios mismo se ha entregado a sí mimo al mundo por medio de Cristo Jesús.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú eres nuestra luz y nuestra ayuda.
A pesar de nuestras limitaciones y ambigüedades,
ponemos toda nuestra confianza en ti.
Sabemos que somos débiles,
pero aun así sabemos también que nuestras debilidades
pueden ser constructivas.
Nos percatamos de que el pecado no está muerto en nosotros,
pero también de que los pecadores pueden servirte.
Somos mortales, pero podemos vivir con la muerte
como una dimensión de la vida,
pero nunca como obstáculo final.
¡Oh Dios, ayúdanos a vivir contando con estas realidades,
con fe y esperanza,
en Jesucristo nuestro Señor!
Intenciones
Pidamos al Señor que seamos siempre alegres y llenos de esperanza, viviendo siempre en el amor de Dios.
- Para que aprendamos a ver, más allá de los males de nuestro tiempo, los numerosos signos de bondad, solidaridad y compasión entre los hombres, roguemos al Señor.
- Para que sepamos admirar y apreciar todo lo bueno, bello y verdadero en el mundo que nos rodea, roguemos al Señor.
- Para que seamos sensibles y sepamos percibir las necesidades de los otros, aun las silenciadas y escondidas, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
En este pan y en este vino eucarísticos
celebramos la memoria sagrada de tu Hijo.
Él nos ha mostrado en su propia vida
que los obstáculos contra la vida y el amor
no pueden superarse sin esfuerzo y sufrimiento.
Por medio de él, consérvanos esperando en ti
y en el futuro mejor que nos prometes
para los hombres y para el mundo.
Y danos la certeza de que preparas para nosotros
un banquete y una fiesta de alegría
que durará por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
En las sombras y luchas de la vida,
confiadamente te pedimos
que el cuerpo y la sangre de tu Hijo
sea para nosotros como un vislumbre de luz
de que tú estás presente en nuestro mundo,
y de que tú no te desesperas por tu pueblo.
Ayúdanos a crecer en la nueva humanidad de tu Hijo,
para que nos atrevamos con todo y esperemos todo,
y nos entreguemos generosamente a los otros y a ti,
que eres nuestro Dios y Padre
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Que Dios abra nuestros ojos para que podamos mirar nos con ojos de fe a nosotros mismos y a este nuestro mundo. Entonces esperamos que pocos espacios quedarán oscuros en nuestra vida. Que Dios toque los ojos de nuestros corazones y nos bendiga.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.