Liturgia viva del Viernes de la I Semana del Tiempo Ordinario. San Hilario, obispo y doctor de la Iglesia
TUS PECADOS QUEDAN PERDONADOS
(Heb 4,1-5.11; Mc 2,1-12)
Introducción
El escritor de la Carta a los Hebreos les dice a los judíos cristianos, dispersados a causa de su fe, que no busquen su retorno a la ciudad de descanso, Jerusalén, y a Palestina, sino más bien que busquen la tranquilidad y la paz viviendo en el amor de Dios; como peregrinos, están en marcha hacia la tierra prometida del cielo. No deberían buscar el “descanso” de instalarse, sintiéndose seguros, en su propio país de origen. — Así mismo, nosotros no habríamos de buscar nuestro “descanso” y seguridad en las cosas que poseemos, o en el lugar donde vivimos, sino en buscar constantemente la paz, con Dios y con los hermanos.
Evangelio. En la Biblia, a los milagros se les llaman “signos”. Son -como la curación del paralítico- manifestaciones visibles de que algo importante ha ocurrido en el interior de la persona. El paralítico puede caminar. Puede ponerse de pie y moverse como un ser humano, como una persona que recibe perdón y que puede alzarse de la parálisis del pecado. ¿No podríamos nosotros también dar “señales” a la gente que nos rodea, de que Dios está vivo en nosotros, mientras las alzamos y eficazmente las hacemos salir de sus miserias?
Oración Colecta
Oh Dios y Padre nuestro:
Somos tu pueblo,
a veces paralizado por nuestros miedos
y nuestra fascinación con el pecado.
Que tu Hijo nos dirija
sus palabras poderosas de perdón y de fortaleza,
para alzarnos por encima de nosotros mismos,
por encima de nuestra cobardía y de nuestros torpes arreglos.
Así iremos resueltamente
por el camino hacia ti y a los hermanos,
por el poder de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que la Iglesia, consciente de sus propios defectos y oportunidades perdidas, ofrezca humildemente perdón y nuevas oportunidades a todos los que yerran, y llegue a ser en el mundo un signo de perdón y reconciliación, roguemos al Señor.
- Para que nuestros hogares sean espacios de mutua comprensión y reconciliación; que los jóvenes aprendan de sus padres y de todos a perdonar ofensas y heridas roguemos al Señor.
- Por todas las comunidades cristianas, para que estemosmenos interesados en nuestros derechos y en nuestra soberbia ofendida que en aprender el camino de Jesús, el perdón y la reconciliación, y en ayudarnos unos a otros a hacernos nuevos y a trabajar juntos por un mundo mejor, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Que tu Hijo venga aquí entre nosotros
para tomarnos de la mano
y hacernos levantar con alegría y valor.
Renuévanos con su cuerpo y con su sangre
para que seamos también, los unos para los otros,
como su palabra que da ánimo
y como sus manos que ayudan.
Y de esta forma la gente te alabe y te bendiga,
ahora y por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Tu Hijo estaba siempre atento al pueblo,
a sus desgracias y necesidades.
Que él viva en nosotros hoy
y que nosotros seamos su voz
que lleve a todos reconciliación y paz.
Que seamos también su corazón,
que ame sin límites ni fronteras;
y sus manos, que construyan un mundo
de justicia, dignidad, servicio y amor.
Te pedimos todo esto
en el nombre de Jesús, el Señor.
Bendición
Hermanos: Intentemos, con todo nuestro ser, alzar de nuevo a los que están paralizados por sus propios temores,
limitaciones y condenas, y acompañarlos en su viaje hacia Dios y hacia los hermanos.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.