Liturgia viva del Viernes de la IV Semana del Tiempo Ordinario. San Blas, obispo y mártir. San Óscar, obispo
DOS GRANDES PERSONAS (Año I. Heb13,1-8; Año II. Eclo 47,2-11; Mc 6,14-29)
Introducción
Año I. La carta de los Hebreos propone hoy a la comunidad cristiana una serie de exhortaciones morales. Perseverancia en la fe significa especialmente perseverancia en el amor, base de toda moralidad.
Evangelio. Con la muerte del Bautista acaba la vida del último profeta de Dios del Antiguo Testamento, quien, como bisagra entre los dos Testamentos, había preparado el camino para la venida del Señor. Murió como siervo sufriente de Dios, como un nuevo Elías, que se enfrentó a reyes hostiles y a reinas infames.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Juan el Bautista instó sin miedo
a los grandes y poderosos
que ellos también estaban sometidos a las leyes de Dios.
Arriesgó su vida por lo justo, lo verdadero y por lo bueno.
Que él nos inspire también
a dejar que tu palabra
se encarne profundamente en nosotros
asumiendo los riesgos de nuestra fe
y viviendo tal como creemos.
Que éste sea el modo cómo preparamos
la más plena venida entre nosotros
de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Señor, danos hombres y mujeres, e incluso niños, grandes de espíritu, para que nos inspiren a todos nosotros a cómo vivir de manera coherente nuestra fe; por eso te rogamos:
- Señor, tú sabes lo tímidos y miedosos que somos. Ayúdanos a tomar en serio el evangelio de tu Hijo Jesús, permitiendo al Espíritu que nos dé conciencia y fortaleza de profetas; por eso te rogamos:
- Señor Jesús, tú ves qué crueles somos a veces. Que la amabilidad y la compasión de las buenas personas con las que convivimos nos faciliten tener también nosotros corazones afectuosos y comprensivos; por eso te rogamos:
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Estos dones que te ofrecemos
son humildes y sencillos:
un pedazo de pan y un sorbo de vino.
Acéptalos y danos a cambio
a tu propio Hijo Jesucristo.
Por medio del Espíritu Santo y su fuego divino,
transfórmanos, aun siendo tímidos,
en signos vivientes para todos
de tu ternura y misericordia,
de tu justicia y tu paz,
para que podamos llevar a nuestro mundo
la vida y el mensaje de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios de nuestra esperanza y de nuestro futuro:
Tu Espíritu de sabiduría y fortaleza
estaba vivo y actuante en Jesús, tu Hijo.
Derrama en nosotros también ese mismo Espíritu
para que demos hoy testimonio
de tu fidelidad y amor.
Y suscita siempre entre nosotros
hermanos inspirados por ti,
profetas como Juan el Bautista,
que nos sacudan y despierten
cuando estemos satisfechos de nosotros mismos,
y que nos inspiren a preparar el camino
para la plena venida
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Como Juan el Bautista, podemos y debiéramos mostrar a otros el camino hacia Cristo, y preparar el camino para su completa venida, solamente si nosotros mismos tomamos en serio su evangelio, si el Señor aparece visible en nosotros, con su bondad, su compasión, su amor.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.