Liturgia Viva del Viernes de la VIII Semana del Tiempo Ordinario
PIEDRAS VIVAS
Introducción
Lecturas. Los cristianos han recibido la gracia salvadora de Dios. Como buenos administradores, deben transmitirla a otros, por medio del amor mutuo y de su hospitalidad. Si soportan las pruebas, están participando del sufrimiento de Cristo, y deberían alegrarse.
Evangelio. El evangelio de hoy habla de varias cosas — el templo es un lugar de culto y oración, no de negocio, necesidad de la fe, oración, perdón. Y que tenemos que dar fruto. Expulsemos de nuestra vida lo que no encaja bien ahí, para que podamos servir mejor a Dios.
Oración Colecta
Oh Dios santo:
Con frecuencia convertimos nuestros corazones
en casas sucias de soberbia y codicia
más que en limpios hogares de amor y de bondad
donde tú te sientas como en tu casa.
Destruye el templo de pecado en nosotros,
expulsa todo mal de nuestros corazones
y haznos piedras vivas de una comunidad
en la que pueda vivir y reinar
tu Hijo Jesucristo,
Señor nuestro, vivo y resucitado,
por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Para que la Iglesia se examine regularmente a sí misma sobre cómo pudiera servir mejor a Dios y a su pueblo, y cómo permitir que Dios la purifique para hacerse más fiel al evangelio, roguemos al Señor.
- Para que limpiemos el templo de nuestros corazones pidiendo perdón al Señor por nuestros males y pecados, roguemos al Señor.
- Para que, como los buenos árboles frutales, demos fruto ubérrimo, no solamente evitando el mal, sino haciendo constantemente obras de misericordia, de justicia y de amor, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre nuestro:
Con el pan de vida
y el vino de alegría de sí mismo
tu Hijo Jesús va a renovar la Alianza con nosotros
en este sacrificio y banquete eucarístico.
Que él nos dé la voluntad y el amor
para ser fieles a las exigencias de la misma
como fue él fiel a ella,
aun cuando eso implicara su muerte en cruz,
porque queremos darte verdadero culto y adoración
con y por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios nuestro, siempre fiel:
Tú nos has dado en esta eucaristía
a tu Hijo Jesucristo
para mostrarnos qué significa ser obediente y fiel.
Que tu Hijo viva en nosotros,
de forma que nuestra comunidad cristiana
sea el templo en el que él viva
y donde nos reúna a todos juntos
como a sus hermanos y hermanas.
Líbranos de todo formalismo,
para que te demos culto verdadero con nuestras vidas
y demos fruto que permanezca.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Debemos adorar a Dios en espíritu y en verdad, de forma que nuestras vidas correspondan a lo que creemos, y así sirvamos a Dios y a nuestros hermanos.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.