Liturgia Viva del Viernes de la X Semana del Tiempo Ordinario
DIOS NOS RESTAURA
Introducción La experiencia de Elías, tal como la vemos hoy en la palabra de Dios, es una experiencia humana profundamente conmovedora. Dios se revela a sí mismo como el Dios de vida y resurrección, tan pronto como una persona descubre quién es en sí mismo al confrontarse con Dios a quien comienza a entender un poco. Elías, fiel a Dios, formidable y fogoso profeta, se encuentra con el fracaso, la desesperación y la persecución justamente al día siguiente de su victoria. Duda de sí mismo, de su futuro, de su misión, de su pueblo, y se retira a su interior, al desierto de sí mismo. Y es entonces cuando Elías experimenta a Dios, no el Dios formidable de la tormenta, del terremoto y del fuego -tal como él lo pintaba en su corazón-, sino el Dios encontrado en la suave brisa que acariciaba su rostro. Esta experiencia del Dios viviente pone de nuevo a Elías de pie y le da la fuerza para volver al pueblo y confiar de nuevo con esperanza en el mismo pueblo y en el futuro. Porque ahora toma a Dios por lo que Dios es. ¿Acaso no podría ser ésta nuestra propia experiencia?
Colecta
Señor Dios nuestro, nos da miedo aceptarnos a nosotros mismos como somos, con nuestras debilidades y, al mismo tiempo, con nuestra fuerza; con nuestras cobardías y fracasos, pero también con nuestros nuevos proyectos. Oh Dios bondadoso, tócanos, agárranos, derríbanos a tierra si es necesario, para que te descubramos como fuente de vida, fortaleza y constante resurrección por el poder de Jesucristo, tu Hijo, que vive contigo y con nosotros por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Para que la Iglesia sea la señal viva del amor de Dios para con su pueblo por su preocupación por los más pobres entre nosotros, roguemos.
- Para que los jefes y líderes del mundo se ocupen seriamente del bienestar de sus subordinados y les proporcionen paz, justicia y dignidad, roguemos.
- Para que nosotros aprendamos a aceptarnos a nosotros mismos tal como somos, con todas nuestras faltas y debilidades, y a abandonarnos confiadamente en las manos de Dios, roguemos. Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro, fuente de vida: tu Hijo Jesús nos enseñó a ver tu voluntad no en nuestra forma de pensar, sino en la tuya propia y en tu propio designio sobre nosotros. Ya que él está ahora aquí con nosotros, le pedimos que nos ayude con su palabra y con su cuerpo a doblegar nuestra voluntad a la tuya. Y cuando nos sentimos heridos en nuestras luchas y decepcionados con los hermanos, no nos permitas que nos retiremos a nuestro interior, sino mantennos firmes proyectándonos hacia los demás, no a nuestro modo sino al tuyo; porque esa fue la manera cómo se entregó Jesucristo. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor, Dios de nuestra esperanza, hemos aprendido de tu Hijo y de sus amigos íntimos que la fe y la esperanza crecen en nosotros cuando son probadas en la lucha y en el sufrimiento. Oh Dios bondadoso, ayúdanos a vencer nuestras luchas porque son tus luchas en nosotros. Que tu Espíritu Santo irrumpa sobre nosotros, como tormenta o como brisa; y concédenos experimentarte a ti, Padre, tal como eres. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Bendición
Podríamos concluir esta celebración diciendo de nuevo: ¡El Señor está con ustedes! No olvidemos esto, especialmente cuando nuestra vida o la misión que el Señor nos encomienda se tornan difíciles. Dios está allí, y en él podemos confiar. Que Dios todopoderoso les bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.