Liturgia Viva del Viernes de la XIII Semana del Tiempo Ordinario
El Señor come con pecadores
Introducción
Primera Lectura
Amós castiga al pueblo de Israel por no establecer justicia, a pesar de ofrecer sacrificios y observar las fiestas religiosas. Están explotando a sus hermanos y hermanas que son, juntamente con ellos mismos, pueblo de la misma Alianza. Amós abriga todavía esperanza por ello, si se convierten sinceramente a Dios.
Evangelio:
El evangelio, que Jesús predica y vive, no es una religión basada en el fariseísmo de la gente, sino una religión de amor y misericordia basada en la pura generosidad de Dios. Esto hace posible que un pecador típico como Mateo — explotador y además traidor a su pueblo– sea llamado a ser apóstol. Y Cristo se sienta a la mesa con pecadores y con sus amigos, con nosotros ahora, “para que los pecadores sean perdonados”.
Colecta
Señor, Dios de misericordia: Tú avergüenzas a los santurrones y llamas a pecadores a la tarea de llevar la salvación de tu Hijo al mundo. Perdónanos nuestra soberbia, y asegúranos de que podemos contar contigo y con tu amor porque somos débiles y pecadores. Que participemos siempre de tu vida por Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Por la Iglesia, comunidad de santos y pecadores, para que nosotros, el Pueblo de Dios, y nuestros líderes, no condenemos a los que caen, sino que con Dios les demos nuevas oportunidades en la vida. Oremos.
- Por los que han caído y no creen ya más ni en sí mismos, ni en Dios, ni en la comunidad, para que puedan sacar valor y esperanza de nuestra compasión y comprensión. Oremos.
- Por los sacerdotes, religiosos y misioneros, para que sigan confiando en el Señor que les llamó a pesar de su fragilidad humana, para que con Cristo se preocupen preferencialmente de los pobres y los débiles. Oremos.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre misericordioso: Tu Hijo Jesucristo comía con recaudadores y pecadores porque ellos le necesitaban. Acepta su sacrificio, que es también nuestro, de tal forma que los pecados sean perdonados y que nosotros vivamos en tu amor, ahora y por siempre.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro, Padre misericordioso: por medio de tu Hijo en medio de nosotros ayúdanos a ser apacibles y compasivos sin condenar a nadie, porque tú has sido tierno con nosotros. Y no permitas que nos jactemos de nuestros logros por que todo lo debemos a tu gracia y tu llamado en Cristo Jesús nuestro Señor.
Bendición
“Misericordia quiero y no sacrificio; que no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores.” Que estas palabras de Jesús, oídas en el evangelio de hoy, cambien nuestra actitud hacia los otros y también hacia nosotros mismos. Que estas palabras nos hagan comprensivos y afables para con todos, con la bendición del Dios todopoderoso, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo.
El material que aquí te ofrecemos está tomado de la obra del P. Camilo Marivoet, cicm y publicada en Filipinas por Claretian Publications (en inglés) con el título de LITURGY ALIVE. La traducción y adaptación es del P. Carmelo Astiz, misionero claretiano.