Liturgia Viva del Viernes de la XIV Semana del Tiempo Ordinario. Santos Agustín Zhao Rong, presbítero, y compañeros, mártires
ENVIADOS SIN SEGURIDAD
(Año I. Gen 46:1-7, 28-30; Mt 10:16-23)
Introducción
Año I. Jacob y sus hijos tenían que sentirse desarraigados y aceptar la inseguridad. Sin embargo Dios prometió acompañarlos en la escuela de pruebas que les preparaba para convertirse en su pueblo.
Evangelio. Lo que Jesús dice de sus apóstoles_misioneros se aplica también a todos los que les siguen: tienen que vivir con inseguridad. Serán contradichos, ridiculizados, quizás perseguidos. El evangelio, que se supone debe unir y llevar paz, en realidad frecuentemente divide, y lleva guerra. Trae división incluso entre aquellos que aclaman a Cristo como a su Señor. Jesús prometió a sus discípulos –de entonces y de ahora– su Espíritu Santo, para que esté a su lado en las pruebas y tribulaciones.
Colecta
Señor Dios nuestro:
Con frecuencia sentimos
que nuestra fe es puesta a prueba
en la confusión de nuestro tiempo.
Te pedimos que el Espíritu Santo hable en nosotros
cuando encontremos contradicciones
a causa del evangelio de tu Hijo.
Qué él sea nuestra fortaleza y nuestra paz
cuando tenemos que vivir
con nuestras incertidumbres e inseguridades
que son parte y herencia de los que creemos en ti.
Permanece con nosotros
cuando la marcha sea dura,
y llévanos contigo a tu casa,
por Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Por todas las Iglesias e instituciones misioneras, para que sepan proclamar a Cristo no por medio de poder y prestigio, sino con humilde servicio.
Roguemos al Señor. - Por los misioneros, para que descubran lo bueno que hay en las mentes y corazones de los misionados y en su cultura, para curarlo, ennoblecerlo y perfeccionarlo todo en Cristo Jesús.
Roguemos al Señor. - Por todas nuestras iglesias jóvenes, todavía en formación, para que estén profundamente encarnadas y arraigadas en su propio pueblo como comunidades de fe y de amor, que enriquezcan a la Iglesia Universal.
Roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Jesús, tu hijo, se sentía indefenso
contra los que le rechazaban;
sin embargo se confió plenamente a ti
y lo resucitaste de entre los muertos.
Que él se haga presente sobre el altar
en estos signos de pan y vino
y que nos acompañe en el camino hacia ti,
para que podamos permanecer
fieles y perseverantes hasta el fin.
Y de este modo podamos vivir también con él
que es nuestro Señor por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Te damos gracias por alentarnos
a través de la palabra y del ejemplo
de tu Hijo Jesucristo.
Su palabra no siempre es cómoda y agradable,
como tampoco lo fue su ejemplo.
Envíanos a anunciar su evangelio,
sobre todo por la forma cómo lo vivimos.
Y cuando nuestro ardor se esté enfriando,
recuérdanos que tú eres nuestro Dios
que nos envías y acompañas
por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Los que hablan en nombre de Dios no deberían preocuparse por lo que han de decir, ya que Cristo nos asegura que el Espíritu Santo hablará por ellos. Que el Señor les bendiga a ustedes, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.