Liturgia viva del Viernes de la XXIV Semana del Tiempo Ordinario
TODOS COMPAÑEROS
Introducción
Lectura. En la primera lectura de hoy Pablo nos da un resumen de su primera carta a Timoteo. Acusa y culpa a los falsos maestros que causan dificultades en la comunidad. La mayoría de las veces siembran disentimiento y división con disputas sobre palabras y con discusiones interminables.
Evangelio. Lucas es el evangelista que describe la contribución de las mujeres al apostolado de Jesús. Cristo las ha liberado de las alienaciones de la sociedad judía. Acompañaron a Jesús desde el comienzo de su ministerio y gozaron de una condición o posición no muy distanciada de la de los Doce; después de la resurrección, ellas fueron las primeras en proclamar que Cristo había resucitado. Juntamente con los Doce, son acompañantes o compañeras de Jesús mientras él va de pueblo en pueblo anunciando la Buena Noticia de salvación. Los compañeros participan también de la misma mesa.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Los hombres y mujeres, juntos,
son igualmente responsables
de la vida de fe de nuestras comunidades cristianas.
Igual que aquellas mujeres del evangelio
eran discípulas de Jesús
y compañeras suyas de camino,
que las mujeres de nuestras comunidades
tengan también hoy un papel importante
en la vida de la Iglesia
con su identidad y sus cualidades peculiares,
para que la misma Iglesia crezca
y su fe sea viva e imbuida de amor.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que la contribución de las mujeres a la construcción de la comunidad de la Iglesia sea apreciada tanto como la de los hombres, roguemos al Señor.
- Para que las mujeres en la Iglesia sigan enriqueciéndonos a todos con el calor de su ternura, amabilidad y con su entrega generosa, roguemos al Señor.
- Para que las mujeres en la Iglesia nos inspiren a todos por su sentido de acogida, por su fe y fidelidad, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor y Dios nuestro:
Queremos ser compañeros de tu Hijo
que comparte su mesa con nosotros,
y con él y por él queremos llegar a ser
una sola mente y un solo corazón.
Que los padres y madres en nuestras familias
pongan a la disposición de sus hogares
sus dones de mente y corazón
y nutran a sus hijos con el alimento de la fe
y el calor del amor y la compasión.
Y que ayuden eficazmente a sus hijos
a vivir como buenos cristianos,
muy cercanos a Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Hemos sido compañeros de tu Hijo
al comer de esta mesa eucarística.
Haznos también sus compañeros
en el viaje de la vida
para que podamos proclamar
a la gente que encontramos
la Buena Nueva del perdón y de la vida.
Y que atinemos a hacer de nuestras comunidades
auténticos signos y anticipo del Reino de Dios.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Hemos escuchado en el evangelio que las mujeres que acompañaban a Jesús “le servían”. Jesús vivió entre nosotros “como quien sirve” Por eso nosotros, hombres y mujeres, debemos servir también, con él y como él, a todos nuestros hermanos.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.