Liturgia viva del Viernes de la XXX Semana del Tiempo Ordinario. San Martín de Porres, religioso
PUEBLO DE LA PROMESA
(Año I. Rom 9,1-5; Lc 14,1-6)
Introducción
Somos el nuevo Israel, el pueblo de la promesa de Dios, el nuevo Pueblo elegido. Dios nos ha concedido muchos privilegios. La angustia que Pablo expresa con respecto a Israel, ¿acaso no ha de ser sentida también por la Iglesia con respecto a muchos cristianos y, a su vez, por muchos cristianos con respecto a la Iglesia, lenta en buscar auténtica renovación? ¿Estamos disponibles, como Pablo, a dedicarnos, al costo que sea, a la salvación de nuestros hermanos y hermanas, incluidos los de fuera de la Iglesia?
Evangelio. Algo de lo que significa la bondad de Jesús se muestra en la práctica. Mientras comía en la casa de un hombre prominente en Sábado, Jesús cura allí a alguien que sufre, a pesar de ser sábado. — El amor es la razón y la inspiración de la ley cristiana. ¿Ocurre así en nuestras vidas, en nuestra comunidad cristiana?
Oración Colecta
Israel, tu primer pueblo escogido,
no estaba preparado y dispuesto para recibir a Jesús.
Esto es un aviso para nosotros hoy.
Oh Dios Padre,
ayúdanos a ser auténticos cristianos,
que no confiemos ni en privilegios
ni en observancias de la letra de la Ley,
sino que llevemos a cabo su proyecto
unidos a todo el pueblo
con amor, con espíritu y con verdad,
por la gracia gratuita de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro
por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Por la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, para que nos despojemos de toda arrogancia y alarde de poder, y revelemos al mundo de hoy el rostro de Cristo, humilde y servicial, roguemos al Señor.
- Por todos los cristianos, para que no busquemos una paz vacía y superficial basada en el conformismo y en la falta de compromiso, sino que nos comprometamos seriamente a renovar el mundo según los valores y el estilo de vida de Jesucristo, roguemos al Señor.
- Por los enfermos y agonizantes, para que la visión del Señor transfigurado confirme en ellos su esperanza en la resurrección y en la felicidad eterna, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Tú quisiste que Jesús, tu Hijo,
naciera como ser humano de una madre judía.
Él amó a su tierra y a sus gentes.
Que el pueblo judío, pueblo de la primera Alianza,
que es signo viviente de tu presencia y de tu amor,
llegue un día a reconocer a Cristo
y herede una tierra prometida
que nadie se la pueda arrebatar.
Te lo pedimos por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Nos has hecho tu nuevo pueblo de la promesa.
Con confianza te pedimos hoy:
Danos fuerza para permanecer como pueblo tuyo,
en marcha hacia una reforma y renovación constantes,
pueblo unido a ti en una alianza de amor y fidelidad,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: El pueblo judío debería significar mucho para nosotros. Somos parientes suyos. Hay tantas cosas que heredamos de ellos. Incluso cualquier judío creyente podría profesar mucho de nuestra fe. Y nos dieron a Jesús y a María.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes.