Liturgia Viva – Martes después de la Epifanía.
EL REINO DE LOS CIELOS ESTÁ CERCA
Introducción
El Evangelio de hoy trata de los comienzos del ministerio de Jesús. Predica su evangelio de arrepentimiento-conversión, primero a los semi-paganos judíos de Galilea: él llega a ser su luz.
Los signos de que el reino de Dios ha comenzado con él son que cura a los enfermos, que se acerca a los pobres y los que sufren. Juan dice en la primera lectura que nuestro amor al prójimo y nuestra obediencia a los mandamientos serán también señales de que el reino de Dios ha venido a nosotros.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tu reino comenzó a tomar forma
cuando tu Hijo mostró su cuidado
por los enfermos y por todos los que sufren.
Ayúdanos a auxiliar a nuestros hermanos
y a preocuparnos de ellos,
especialmente de los pobres, los desposeídos,
y los inadaptados a la vida.
Que ésta sea la señal
de que su Espíritu está obrando en nosotros
y de que tu mismo Hijo está presente entre nosotros,
él que es nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Para que el pueblo de Dios sea en este mundo como una gran luz que brilla en la tiniebla, mujeres hombres y comprometidos por un mundo mejor de compasión y misericordia, roguemos al Señor.
- Para que los gobernantes y líderes del mundo lleven rayos de esperanza a la vida de los que sufren, dándoles justicia a los oprimidos y dignidad humana a todos, roguemos al Señor.
- Para que todos los que buscan y van a tientas en la vida descubran a Cristo como la respuesta a su búsqueda de amor, bondad y verdad, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Este pan y este vino sobre esta mesa-altar
expresan que estamos dispuestos
a que tu reino crezca entre nosotros.
Danos el Espíritu de tu Hijo
para compartir nuestras posesiones y a nosotros mismos
con los hermanos menos afortunados,
no con una actitud de condescendencia o menosprecio,
sino como tu pueblo sabio,
para quien cada persona pobre
aparece con el rostro de Jesucristo,
tu Hijo y Señor nuestro,
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Que el evangelio de tu Hijo Jesucristo
dé fruto en nosotros, que somos gente ordinaria.
Que tu Hijo sea la luz que ilumina nuestras vidas;
y no permitas que ocultemos su brillo
a la gente que nos rodea.
Que la misma gente le reconozca
en la simplicidad de nuestra vida
y en nuestro cuidado mutuo,
para que, con nuestra ayuda,
le puedan ver y experimentar en este mundo
como nuestro Señor y Salvador,
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Jesús nos ha mandado que nos amemos unos a otros
y él mismo fue nuestro modelo curando a los enfermos y afligidos.
Que sepamos nosotros continuar su trabajo.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu santo
descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.