Liturgia viva del XI Domingo del Tiempo Ordinario

Fecha

18 Jun 2023
Finalizdo!

Enviados a Sanar

Saludo (Ver Segunda Lectura)
Dios nos ama, a pesar de que pecamos.
Muriendo por nosotros, Jesús nos trajo reconciliación
y nos colmó con gozosa confianza en Dios.
Que Jesús, el Señor, esté siempre con ustedes.

Introducción por el Celebrante
Muchos, en nuestra sociedad y en nuestras comunidades, necesitan curación. Nosotros también necesitamos la cura del perdón, y quizás también de la enfermedad, del dolor y del sufrimiento. Jesús vino a traernos sanación del pecado y envió a sus discípulos -hoy como en el pasado- a sanar a un mundo tan afligido y, sin embargo, con tanta frecuencia cruel y despiadado. Pidamos al Señor que sepamos pasar a otros la misericordia que nos está mostrando a nosotros.

Acto Penitencial
Pidamos perdón al Señor porque con frecuencia hemos sido duros y despiadados.
(Pausa)

  • Señor Jesús, tú eres nuestro Buen Pastor que entregó su vida por nosotros:
    R/. Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, tú anduviste entre nosotros haciendo el bien, curando a los hombres de todas sus enfermedades:
    R/. Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor Jesús, tú quieres que pasemos a otros y compartamos con ellos lo que gratuitamente hemos recibido de ti:
    R/. Señor, ten piedad de nosotros.

    Ten misericordia de nosotros también, Señor, y perdona nuestros pecados. Cúranos, restáuranos y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta
Pidamos a Dios que sepamos ser para todos el signo de su amor que sana.
(Pausa)

Señor Dios nuestro, fuente de todo amor:
Tú nos mostraste, por medio de tu Hijo Jesucristo,
cómo te compadeces de tus hijos en su impotencia y desamparo.
Tú te has hecho nuestro Dios
y nos has unido íntimamente a ti
en una alianza eterna de vida y amor.
Moldéanos y haznos realmente libres
por Jesucristo tu Hijo.
Haznos responsables unos de otros
y que seamos para todos
un signo vivo de tu tierno amor y compasión.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Primera Lectura (Ex 19,2-6a): Elegidos por Dios Como Su Pueblo Santo
Dios eligió a Israel como su pueblo, los liberó y se vinculó a ellos en una unión de alianza, unión de amor y vida permanentes. La misión sacerdotal de este pueblo era reflejar la santidad de Dios y darla a conocer a todos.

Segunda Lectura (Rom 5,6-11): Somos lo Que Somos por el Amor de Dios
Dios nos hizo tal como somos por su amor. La prueba de la profundidad de su amor es que su Hijo Jesucristo murió por nosotros para reconciliarnos con Dios mismo y para hacernos partícipes de su vida.

Evangelio (Mt 9,36 – 10,8): Enviados a proclamar la Buena Noticia de Salvación
Jesús envía a sus apóstoles en una misión que habrá de ser la misión de todo el Pueblo de Dios: llevar a todos el amor compasivo de Dios, que nosotros mismos hemos experimentado.

Oración de los Fieles
Pidamos a nuestro Señor Jesucristo que con él seamos compasivos con los hermanos, y que curemos sus heridas con el poder de Dios. Digámosle:
R/. Señor, cólmanos con tu misericordia.

  1. Señor Jesús, haz que tu Iglesia trate a los miembros que yerran con profunda compasión e infinita paciencia.
  2. Señor Jesús, inspira a los gobernantes y dirigentes políticos para que tengan conciencia de los muchos pobres que hay en la sociedad y les ayuden eficazmente: los sin techo, los refugiados, los parados, los abandonados por sus padres o por sus esposos, roguemos al Señor.
  3. Señor Jesús, mira con compasión a los fieles que no tienen pastores que les dirijan, a parroquias sin sacerdotes o con pastores inadecuados, a sacerdotes desalentados o ineptos, roguemos al Señor.
  4. Señor Jesús, haz que miremos con compasión a los jóvenes sin ideales y sin dirección, a los ancianos tristes en su soledad, a las familias rotas y a parejas en situación irregular, roguemos al Señor.
  5. Señor Jesús, mira con compasión a nuestras comunidades. Únelas cuando estén divididas, haz que reciban bondadosamente a los que han errado, que sean acogedoras para con todos, roguemos al Señor.

    Oh Jesús, nuestro Buen Pastor, por tus dones gratuitos has sido tan bueno con nosotros. Disponnos a ser igualmente bondadosos y buenos para con todos los hermanos necesitados. Guíanos, Señor, ahora y por los siglos de los siglos.

Oración de Ofertorio:

Oh Dios y Padre nuestro:
Tú nos has dado gratuitamente
este pan y este vino.
Por el poder del Espíritu Santo,
transfórmalos en tu Hijo Jesucristo, tu mejor don generoso para nosotros.
Prepáranos para no guardarlo para nosotros solos,
sino para compartirlo gratuitamente
con todos los que nos rodean,
sin ninguna otra preferencia que la suya:
los pobres, los necesitados y los pequeños.
Que ello sea la señal de que tu reino ha venido a nosotros,
y de que somos tu pueblo y tú eres nuestro Dios
por los siglos de los siglos.

Introducción a la Plegaria Eucarística
    Por medio de la muerte y resurrección de Jesús, Dios nos hizo su pueblo escogido. Nosotros -ese “pueblo santo”- nos ofrecemos con Jesús para llevar compasión y sanación a todos.

Introducción al Padrenuestro

Nuestro Señor Jesucristo nos ha colmado
con gozosa confianza en Dios.
Con él oramos a nuestro Padre del cielo:
R/. Padre nuestro…

Invitación a la Comunión

Éste es Jesucristo, el Señor,
el Cordero de Dios que murió por nosotros
cuando todavía éramos pecadores.
Él nos ha hecho su nuevo Pueblo de Dios.
Dichosos nosotros de recibirle
y, por medio de él, vivir en el amor del Padre.
R/. Señor, no soy digno…

Oración después de la Comunión

Señor Dios, Padre de todos:
De nuevo te pedimos que nos hagas el nuevo pueblo de la alianza.
Por medio de Jesús, tu Hijo-con-nosotros,
haz que seamos uno, orando y trabajando juntos
para instaurar tu reino entre nosotros, tu pueblo.
Que ninguno de nosotros sea espectador pasivo,
sino que seamos plenamente conscientes
de que, aun siendo débiles y falibles,
nos necesitas y quieres que seamos un pueblo santo,
signo para todos de tu eterna bondad.
Te lo pedimos por medio de Cristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Con su amor, Dios nos eligió y nos hizo su propio pueblo.
Ahora nos envía a dar a conocer su amor a todos.
Que nosotros podamos ser su corazón que late para otros, sus manos que alivian cargas pesadas, su palabra de aliento y esperanza.
Y que en todos nuestros caminos él venga con nosotros y nos bendiga.
Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

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