Liturgia viva del XIV Domingo del Tiempo Ordinario
DOMINGO 14 DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo A)
1.Alegría para el Humilde de Corazón
2.Yo Les Daré Descanso y Les Aliviaré
Saludo (Ver el Evangelio)
Es nuestro Señor, Jesús, quien invita:
“Vengan a mí, los que están cansados y agobiados , y yo los aliviaré.
Aprendan de mí, que soy tolerante y humilde de corazón”.
Que este Señor bondadoso y amable esté siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante (Dos Opciones)
1. Alegría para los Humildes de Corazón
Los que son conscientes de su pobreza, de las cargas que tienen que aguantar y llevar en la vida, y al mismo tiempo son lo bastante humildes para conocer sus propias necesidades ante los demás, esos son los que pueden encontrar también consuelo en los demás. Hoy escuchamos a Jesús que se abaja para los humildes. Él nos ayuda a llevar las cruces de la vida, si reconocemos que no las podemos cargar solos. Unámonos a él, en torno a su mesa, donde nos dará el alimento que fortalece.
2. Yo Les Daré Descanso y les Aliviaré
Cuando nos sentimos preocupados y desalentados, ¡que bueno es tener un amigo de confianza a quien acudir y a quien volcar nuestro corazón! Espero que todos ustedes tengan tal amigo y que no sean tan soberbios como para no desahogarse ni abrir su corazón. ¿Qué tipo de amigo será ése? Alguien que pueda escucharte, alguien amable, que tenga tiempo para ti. Jesús se nos ofrece a sí mismo hoy como tal amigo comprensivo, amable y humilde, que puede darnos paz interior.
Acto Penitencial
Acerquémonos al Señor
con la carga de nuestros pecados.
(Pausa)
Señor Jesús:
Tú vivías en la gloria del Padre
y te humillaste
haciéndote hombre con y como nosotros.
R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, Hijo del Padre del cielo,
tú te hiciste pobre con nosotros.
R/. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, tú eres el Maestro,
y sin embargo te haces nuestro servidor.
R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Por tu misericordia, Señor, quítanos la carga pesada de nuestros pecados y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Alabemos a Dios
y abrámonos a sus dones.
(Pausa)
Oh Padre, Señor de cielo y tierra:
Te bendecimos con Jesús, tu Hijo,
por revelarnos cuánto nos amas.
Haznos humildes y receptivos,
para que sepamos abramos a la Buena Nueva de salvación,
porque tú te revelas a los que son conscientes de su pobreza.
Colma esa pobreza con tu ternura y con la confianza
de que tú te preocupas por nosotros.
Que tu paz y tranquilidad interior more en nosotros
aun en las luchas de la vida,
mientras intentamos ser buenos discípulos de Jesús.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Zac 9,9-10): El Salvador Triunfará con Humildad
Nuestro rey salvador nos traerá la paz no con armas y poder sino con humildad.
Segunda Lectura (Rom 8,9,11-13): Que el Espíritu de Cristo viva en vosotros.
Según San Pablo, el Espíritu de Cristo debe vivir en nuestros corazones. Este Espíritu nos resucitará a la vida eterna.
Evangelio (Mt 11,25-30): Yo Soy Manso y Humilde de Corazón
Dios se entrega no a los autosuficientes sino a los humildes, ya que abren su corazón al mismo Dios. Cristo los librará de cargas pesadas inventadas por los hombres y les enseñará a llevar la carga ligera del servicio amoroso.
Oración de los Fieles
Oremos a Jesús, Señor nuestro, que nos enseña la verdadera sabiduría: la de la compasión y el amor. Y digámosle:
R/. Señor, escucha nuestra oración.
1.Señor Jesús, enseña a los sabios y a los ilustrados a hacerse pequeños y humildes, para que tú les reveles el amor del Padre. Y así te rogamos:
2.Por los que tienen que soportar pesadas cargas, para que conozcan el yugo suave del evangelio, y de ese modo entiendan el amor del Padre. Y así te rogamos:
3.Por los responsables del bienestar de las naciones; enséñales a abandonar las guerras y a buscar la paz en la justicia, para que lleguen a conocer el amor del Padre. Y así te rogamos:
4.Por los que eligen servir a los más pobres; para que no se desalienten, y para que experimenten el amor del Padre. Y así te rogamos
5.Por todos nosotros en nuestras comunidades cristianas, para que encontremos en la oración y en el pan que compartimos la paz que tú nos has prometido. Y así te rogamos:
Señor Jesús, ¡qué bueno estar contigo aquí en la eucaristía! Escúchanos, pues nos conoces y quieres que seamos felices. Tú eres nuestro Señor y Salvador por los siglos de los siglos.
Oración de Ofertorio
Señor Dios nuestro:
En estos sencillos signos de pan y vino
tu Hijo viene a nosotros hoy
para ser nuestro compañero de camino
y para ayudarnos a llevar nuestra pesada carga.
Queremos aprender de él
a caminar unos con otros hasta el fin
por el camino humilde del amor y del servicio.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Bendigamos y demos gracias a Dios nuestro Padre, porque mostró su misericordia para con nosotros al permitir que su Hijo Jesús compartierar la humilde condición de nuestra vida humana.
Introducción al Padrenuestro
Con la humildad de los hijos de Dios,
nos dirigimos a nuestro Padre del cielo
con la plegaria que Jesús nos enseñó.
R/. Padre Nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y concédenos la paz en nuestros días
no por la fuerza de las armas
sino por el humilde servicio
de persona a persona
y por la amabilidad de los no-violentos.
Guárdanos libres de pecado
mientras preparamos con gozo y esperanza
la plena venida a nosotros
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
R/. Tuyo es el reino…
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor,
que nos dice ahora:
Vengan a mí, todos los cansados y agobiados,
y yo les daré descanso y les aliviaré.
Dichosos nosotros de recibir ahora del mismo Jesús
ese alivio y esa paz.
R/. Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Señor de cielo y tierra:
Te alabamos por mostrarte a nosotros
en el manso y humilde corazón de Jesús.
Inspirados por su palabra y nutridos con su pan de vida,
querríamos admitir lo pobres y pequeños que somos
y aprender a dar tiempo y atención a los cansados.
Que sepamos transmitirles tu alentadora palabra,
para que todos los que te buscan
encuentren en nosotros
a tu Hijo Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Estamos a punto de regresar a nuestro mundo, con frecuencia manipulado por los poderosos y por los violentos. Que no pertenezcamos al grupo de los violentos, porque tenemos como Señor a quien es manso y humilde de corazón, que nos pide que le sigamos.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.