Liturgia Viva del XV Domingo del Tiempo Ordinario

Fecha

10 Jul 2022
Finalizdo!

La Ley Está en Tu Corazón

Saludo (Ver Primera Lectura)
Que la Palabra de Dios esté muy cercana a nosotros, en nuestra boca y en nuestro corazón, y que Jesús, Palabra Viva y Señor nuestro, esté siempre con ustedes.

Introducción por el Celebrante
La ley es la médula y el significado de la vida; es también la cima de los mandamientos. Lo sabemos. Pero la cuestión es: ¿En qué medida es genuino y profundo nuestro amor?
El test consistirá en lo lejos que queramos ir “molestándonos” por el amor, o “perdiendo” nuestro tiempo movidos por él, o dejando de lado nuestros intereses, y teniendo un corazón para acoger también a los extraños y a los inadaptados.  —  Jesús está aquí con nosotros: él se compadecía a la vista de los pecadores, los enfermos y los que sufrían. Pidámosle a él, el primer Buen Samaritano, que nos haga buenos prójimos para con todos los que  necesiten de nosotros.

Acto Penitencial
Queremos amar a los hermanos y al Señor, pero sabemos que nuestro amor es a veces inadecuado.
Les pedimos perdón ahora al Señor y a los hermanos.
    (Pausa)
Señor Jesús, tú viniste a vivir entre nosotros, tan compasivo como el Buen Samaritano;
tú alzas a todos los abatidos.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo Jesús, tú te acercas a los heridos en su cuerpo o en su vida y les concedes sanación.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, tú nos pides que mostremos tu amor afectuoso a todos los necesitados, sin mirar el costo.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, Señor,  perdona nuestros pecados,  especialmente nuestro amor tibio y mediocre.
Y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta
Oremos para que estemos siempre disponibles
para los hermanos que nos necesiten.
    (Pausa)
Oh Padre tierno y misericordioso:
Tú viste con agrado
cómo Jesús no pasaba de largo ante nosotros
en nuestra pobreza y sufrimiento,
sino que se acercó y se hizo nuestro prójimo.
Haz que nuestro corazón salga a buscar
a los heridos y tumbados a la orilla del camino;
y danos valor para entregarles nuestro tiempo
y para levantarlos y cuidarlos hasta que se curen.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Primera Lectura (Dt 30,10-14): La Ley del Corazón
Dios nos llama a entrar en proceso de seria conversión, y a obedecerle a él y a sus mandamientos, ya que él está cercano a nosotros y su ley está escrita en nuestros corazones.

Segunda Lectura (Col 1,15-20): Dios se hace cercano a nosotros en Cristo
He aquí lo que nos dice un antiguo himno a Cristo: Jesucristo, el Hijo, llegó a hacer visible cuán cercano quería Dios Padre sentirse de su pueblo. — Jesús es la cabeza de toda la creación y de todos aquellos a quienes salvó con su amor.

Evangelio (Lc 10, 25-37): Todo el Que Está en Necesidad es Mi Prójimo
Para alcanzar la vida eterna no es suficiente con saber que debemos amar a Dios y al prójimo; tenemos también que llevar a la práctica ese amor, incluso cuando nos es molesto o incómodo o cuando la otra persona es enemiga nuestra.

Oración de los Fieles
Presentemos a Dios, a quien agrada nuestro interés por los hermanos que él ha puesto en nuestro camino, y digámosle: R/ Tú, Señor, cercano a los que te invocan, escúchanos.

  • Por todos los ministros de la Iglesia, para que proclamen fielmente la palabra y la ley de Dios, y para que, al mismo tiempo, caminen por los caminos del Señor, que son caminos de compasión y amor sin medida, roguemos al Señor.
  • Por aquellos cuya profesión consiste en ayudar a los enfermos y necesitados -como doctores, enfermeras, asistentes sociales- para que se sientan movidos por actitudes de amabilidad y amor hacia aquellos a quienes sirven, roguemos al Señor.
  • Por los postrados y heridos en el camino de la vida, para que puedan encontrar buenos samaritanos que les asistan para restaurar su fe en la misma vida y su confianza en los hermanos, roguemos al Señor.
  • Por choferes y viajeros, para que tengan un viaje seguro y feliz , y lleguen a destino sanos y salvos, roguemos al Señor.
  • Por todos los que han sido buenos prójimos para nosotros, que el Señor los recompense generosamente con su gracia y con su amor, roguemos al Señor.
  • Y por todos nosotros, para que tengamos tiempo, atención y mano servicial y generosa los unos para con los otros, roguemos al Señor.

Señor Dios nuestro, nuestros hermanos son tu regalo para nosotros . Ayúdanos a amarnos unos a otros con el mismo amor generoso que nos has mostrado en Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tú quieres que no busquemos seguridad
observando la letra de la ley,
sino que busquemos inseguridad
entregándonos a ti y a los hermanos.
Danos el valor de arriesgarnos
y, como Jesús, de hacer el sacrificio
de entregarnos totalmente a ti
en nuestros hermanos necesitados
y de compartir sus penas y alegrías,
sus quejas y problemas,
para que les conozcamos y les amemos
como tú nos conoces y nos amas,
en Jesucristo nuestro Señor.

Introducción a la Plegaria Eucarística
En la plegaria eucarística recordamos el amor total que Jesús nos mostró en su muerte en la cruz y en la donación de la eucaristía. Demos por ello sinceras gracias a Dios Padre.

Invitación al Padre Nuestro
Como hijos e hijas de un mismo Padre,
nos sentimos llamados
a amarnos mutuamente.
Oremos con total confianza
a nuestro Padre del cielo.
R/ Padre nuestro…

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y concédenos la paz en nuestros días.
Por tu misericordia, líbranos de nuestros temores y formalismos vanos,
y ayúdanos a amar a nuestro prójimo
como tú mismo nos amas
–con toda tu alma y corazón—,
mientras trabajamos con gozosa esperanza
por el regreso glorioso
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino…

Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor,
Cordero de Dios,
que se entregó a la muerte
para que nosotros tengamos nueva vida..
Dichosos nosotros
de estar reunidos en torno a esta mesa
como hermanos y hermanas del Señor.

Oración después de la Comunión
Dios y Señor nuestro:
Cuando, exhaustos y hambrientos,
yacíamos a la orilla del camino,
tú nos enviaste a Jesús, tu Hijo.
Te damos gracias por haberle enviado
a decirnos sus bondadosas palabras de ánimo y aliento
y a sanar con su cuerpo y su sangre
nuestras heridas causadas por el pecado.
Que él nos dé aquí y ahora el amor que nos acerca solidariamente
a todas las miserias
de nuestros hermanos que sufren.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: En el evangelio de hoy, varios transeúntes vieron al hombre que yacía medio-muerto a la orilla del camino, pero fue sólo un extranjero y enemigo quien se le acercó y tuvo compasión de él. — Vayamos y ayudemos a tantos hermanos que nos rodean y que sufren, y son humillados y maltratados por la vida. Alcémoslos, vendemos sus heridas, ofrezcámosles nuestro tiempo y nuestro cariño, y démosles lo mejor de nosotros mismos.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

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