Liturgia Viva del XVI Domingo del Tiempo Ordinario
1. DIOS, COMPASIVO COMO UNA MADRE
2. UN PASTOR BUENO QUE SE PREOCUPA
Saludo (Ver Segunda Lectura)
Jesús vino a nosotros y trajo la Buena Noticia de la paz: paz para los de lejos; y paz también para ustedes, los de cerca. Que esa paz esté siempre con ustedes.
R/ Y con tu espíritu.
Introducción por el Celebrante (Dos Opciones)
1. Dios, Compasivo como una Madre.
¡Qué lástima que nuestro mundo se vuelva tan duro, tan sin corazón, que suprima la compasión y se deshaga de la misericordia! En las lecturas de hoy oímos la Buena Noticia de que Dios se preocupa de nosotros y nos cuida con un amor más profundo, e incluso más tierno, que el de una madre por el hijo de sus entrañas a quien dio vida. Dios se hace particularmente cercano de los que más le necesitan: los débiles, los que sufren, los que no cuentan para nada. Éste es el amor que Dios Padre nos mostró en Jesús; éste es el amor al que nos invita el mismo Jesús para acercarnos a los hermanos, para hacernos sus “próximos”, sus prójimos: un amor profundo, tierno, constante, duradero, sin miedo a mostrarlo a los demás. Pidamos a Jesús, que está aquí con nosotros en la eucaristía, que comparta con nosotros ese su amor entregado y compasivo.
2. Un pastor bueno que se preocupa
Hay ocasiones en las que intuimos instintivamente que una persona se siente muy cercana a nosotros, que nos entiende, que siente empatía y simpatiza con nosotros, aun cuando nos digamos pocas palabras. Así era Jesús, identificado con el pueblo, uno de ellos, sintiendo con ellos, percatándose de sus necesidades sin que nadie se las dictara, percibiendo incluso las necesidades ocultas y espirituales, las del corazón. Así es cómo Jesús siente por nosotros. El evangelio de hoy nos expresa esto por medio de la imagen del buen pastor que cuida de sus ovejas. Estamos nosotros ahora reunidos en torno a él y nos abandonamos a él. Aprendamos de él a cuidarnos los unos de los otros.
Acto Penitencial
Aun cuando nos olvidamos de Dios, aun cuando pecamos, estamos seguros de que él nos guarda en su amor. Pidámosle al Señor que nos perdone, (Pausa)
Señor Jesús, tú amaste a la gente en el pasado, y ahora tú nos amas a todos con un amor amable y compasivo: Señor ten piedad de nosotros.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, Jesucristo, tú sabes qué es lo que más necesitamos como humanos: una palabra de acogida y de ánimo, un gesto de aceptación, de afecto, de perdón: Cristo, ten piedad de nosotros.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, tú puedes cambiarnos y hacernos semejantes a ti mismo, que fuiste compasivo y sanador, generoso y misericordioso: Señor, ten piedad de nosotros.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Tú, Señor, nos has mostrado tu perdón y misericordia; haz que sepamos llevar ese mismo amor a todos los que hoy encontremos en nuestro camino. Y que el Señor nos lleve a la vida eterna.
R/ Amén.
Colecta
Roguemos para que el Señor, Dios misericordioso y compasivo, nos acoja bondadosamente a nosotros y a nuestros seres queridos. (Pausa)
Oh Dios de bondad: Tu Hijo Jesús nos ha revelado que tu amor hacia nosotros es más tierno, cálido y compasivo que el de cualquier madre para con sus hijos. Hazte cercano a los que andan heridos por la vida, preocúpate por todos los débiles y pequeños, los pisoteados y oprimidos. Danos la gracia de que todos los que seguimos a Cristo sepamos sanar, comunicar vida y perdonar, que sepamos hacernos a nosotros mismos pan nutritivo para todos los hambrientos con hambre material o espiritual. Que sepamos cuidarnos los unos de los otros como tú nos cuidas a todos por medio de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/ Amén.
Oración de los Fieles
Oremos a nuestro Dios, paciente y misericordioso, para que la compasión y misericordia nunca desaparezcan de nuestro mundo, y digamos:
R/ Señor, ten piedad de tu pueblo.
Señor, te pedimos para que la Iglesia sea indulgente, paciente y compasiva con los que yerran; que sea una Iglesia que les dé tiempo y ayuda para cambiar y arrepentirse; por eso te decimos: R/ Señor, ten piedad de tu pueblo.
Señor, te pedimos que des a tu Iglesia pastores compasivos, que siempre, pero sobre todo en el sacramento de la reconciliación, nos muestren claramente tu infinita paciencia y misericordia; por eso te decimos: R/ Señor, ten piedad de tu pueblo.
Señor, te pedimos por una sociedad que sea sensible y compasiva, que cuide a los necesitados, que trate de eliminar estructuras sociales injustas, y haga que sus leyes y su sistema judicial administren la justicia igualmente para todos, sin discriminación alguna; por eso te pedimos: R/ Señor, ten piedad de tu pueblo.
Señor, te pedimos que nos hagas a nosotros compasivos, que sepamos llevar tu misericordia y tu amor a los enfermos y a los ancianos, a los huérfanos y a las viudas, a los desalentados y a los moribundos; por eso te decimos: R/ Señor, ten piedad de tu pueblo.
Señor, participa tu compasión a nuestras comunidades, que, como tú, veamos y seamos sensibles a las necesidades de los hermanos, sin que nadie nos lo pida; que de manera discreta y amable intentemos aliviar las cargas pesadas de los que sufren; por eso te decimos: R/ Señor, ten piedad de tu pueblo.
Señor, sé compasivo y paciente con nosotros cuando hayamos pecado; y restáuranos a tu gracia y a tu amor; por eso te decimos: R/ Señor, ten piedad de tu pueblo.
Señor, tú eres un Dios atento a las necesidades y a la felicidad de la gente. Que el Espíritu Santo nos dé corazones llenos de compasión como el corazón de Jesús, Buen Pastor, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. R/ Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro, Padre compasivo: En estos signos de pan y vino acogemos a tu Hijo Jesucristo como nuestro Buen Pastor que dio la vida por nosotros para dar sentido y dirección a nuestras vidas. Danos la certeza de que él conoce bien nuestros cansancios y miserias, nuestras satisfacciones y alegrías, que escucha cuando nos volvemos a él, que está presente cuando le necesitamos. Porque él es nuestro Buen Pastor y Señor ahora y por los siglos de los siglos.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Por medio de Jesús y con Jesús, nuestro Buen Pastor, demos gracias a nuestro Padre en el cielo porque se preocupa, cuida de nosotros y nos guía por medio de su mismo Hijo.
Introducción al Padre Nuestro
Dios es un Dios que cuida de nosotros Llenos de confianza nos dirigimos a él en oración, unidos a Jesús, nuestro Buen Pastor. R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males y concédenos la paz en nuestros días. Líbranos de andar por la vida sin dirección, a la deriva. Reúnenos a todos en fraternidad y haznos pastores los unos de los otros, mientras esperamos con alegría la venida gloriosa de nuestro Pastor y Salvador, Jesucristo.
Saludo de Paz
Jesús es nuestra paz, para con el Padre y con los hermanos. Que su paz esté siempre con ustedes.
Invitación a la comunión
Este es Jesucristo, el Buen Pastor, que nos conoce por nuestro nombre y que dio su vida por nosotros. Él nos reúne a todos en banquete y nos da su cuerpo como alimento, para que permanezcamos unidos como pueblo suyo. Dichosos nosotros, invitados a la mesa del Señor. R/ Señor, no soy digno…
Oración de Confianza (F. Cromphout)
Como acción de gracias, el monitor, u otro lector cualificado, lee despacio esta oración de confianza. Después, el celebrante concluye con la Oración después de la Comunión.
Oh Dios, tú eres siempre mayor de lo que osamos imaginar. Tú haces constantemente cosas nuevas e inauditas. Cuando el mundo se desmorona en torno a nosotros, tú realizas una nueva creación. Haznos atentos a tu acción en este tiempo, para que no permanezcamos quietos y embobados mirando encandilados al pasado, y para que no te busquemos donde en realidad tú no estás y no podremos encontrarte. Camina como guía delante de nosotros, tú que eres nuestro futuro. Ayúdanos a encontrar nuevos caminos hacia ti y hacia cada uno de los hermanos, y a caminar agarrados de la mano en nuestras vacilaciones e inseguridades. Danos la firme certeza de que hoy tu poder está todavía activo y que tú sigues renovando el mundo por medio de Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén.
Oración después de la Comunión
Dios y Padre nuestro: Te damos gracias de todo corazón por habernos dado un guía seguro, alguien que sabe a dónde nos conduce: tu Hijo Jesucristo. Sigue dando a la Iglesia de hoy pastores a imagen y semejanza de Jesús: Que estén llenos de clara visión y de compasión, sensibles a la gente y a sus necesidades, abiertos al gran potencial y a las exigencias del evangelio y de nuestro tiempo; que sean verdaderos pastores según el corazón de Dios. Te lo pedimos en nombre del mismo Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén.
Bendición
Un mundo sin compasión o misericordia es un mundo con poco espacio para Dios. Que nuestras comunidades reflejen la compasión de Jesucristo nuestro Señor; Que él nos haga atentos a las necesidades de los otros, tanto materiales como espirituales, porque Dios nos ha encomendado cuidarnos los unos de los otros. Que la bendición del Dios amable y misericordioso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes. R/ Amén.