Liturgia Viva – XXIII Domingo del Tiempo Ordinario
DOMINGO 23 DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
Discipulado Consciente
Saludo
El Señor viene a vivir entre nosotros
y nos llama a seguirle sin condiciones.
Que sepamos responder generosamente a su llamado,
y que él esté siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante
A primera vista parece contradictorio que, por una parte, Jesús presenta su mensaje e incluso se presenta a sí mismo como una invitación, como una oferta libre que podemos aceptar o rechazar; y, por otra, como una exigencia estricta. El evangelio de hoy derrama luz sobre esta paradoja: Sí, lo que Jesús nos ofrece es un don, y nadie se ve forzado a aceptarlo. Permanecemos libres; pero, si lo aceptamos, será exigente con nosotros. Tenemos que poner a Jesús y su Reino por encima incluso de nuestras relaciones y deseos más queridos. Por eso tenemos que pensárnoslo dos veces antes de aceptarlo. Pero hemos de saber que, con Jesús y en virtud de su fuerza, podremos responder a su llamado, por difícil que sea, y que seremos felices. Él nos extiende esa invitación y nos da su fuerza en esta eucaristía.
Acto Penitencial
Pidamos perdón al Señor
por no haber tenido siempre el valor
de seguirle incondicionalmente.
(Pausa)
- Señor Jesús, si no aprendemos a llevar tu cruz contigo, no podemos ser tus discípulos. Señor, danos fuerza y valor.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
- Cristo Jesús, si no estamos dispuestos a seguirte hasta el fin, no podemos ser tus discípulos. Señor, danos tu poder liberador.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
- Señor Jesús, a no ser que estemos dispuestos a renunciar a todo aquello a lo que estamos apegados, no podemos ser tus discípulos.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, con tu paciente misericordia
perdona nuestra cobardía y nuestros pecados.
Acompáñanos en nuestro viaje por el camino de la vida
y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Pidamos el Espíritu de Dios
para que sigamos a Jesús
de manera consistente.
(Pausa)
Oh Dios y Padre nuestro:
Hemos aceptado tu invitación
a seguir a tu Hijo Jesucristo como discípulos suyos.
Que tu Espíritu nos dé la sabiduría y la fortaleza
para tomar en serio nuestra fe
y para aceptar nuestra misión en la vida
con todas sus consecuencias.
Que el Espíritu Santo nos ayude
a seguir el camino de Jesús
sin miedo ni desaliento,
porque estamos seguros
de que él nos va a llevar a ti,
nuestro Dios bondadoso
por los siglos de los siglos.
Primera Lectura (Sab 9,13-18): Necesitamos el Espíritu Santo de Sabiduría
Nuestra búsqueda demasiado humana es incapaz de descubrir la voluntad y los planes de Dios, a no ser que Dios mismo nos dé las intuiciones interiores de su propia sabiduría.
Segunda Lectura (Flm 9b-10.12-17): En Cristo, un Esclavo Se Vuelve Hermano
En esta carta, breve pero sensible, Pablo pide a su amigo Filemón que acoja de nuevo a su esclavo fugitivo como recibiría al mismo Pablo. En Cristo, este esclavo se ha vuelto hermano.
Evangelio (Lc 14,25-33): ¿Estamos Decididos a Seguir a Cristo?
Jesús fue a la cruz, hasta el fin. La verdadera sabiduría y prudencia no tienen miedo de arriesgarse a seguir resueltamente a Jesús.
Oración de los Fieles
Oremos a Jesús, Señor nuestro, para que seamos discípulos que le sigan resueltamente. Y así le decimos:
R/ Señor, sé nuestra luz y nuestra fuerza.
- Por los que están en puestos de liderazgo en la Iglesia y en el mundo, para que el Espíritu de Dios les ilumine y les dé valor para cumplir sabiamente su misión, roguemos al Señor.
- Por los que buscan a Dios con un corazón sincero, para que un día le encuentren; y por los que tratan de descubrir lo que Dios quiere de ellos, para que el Señor les dé perspicacia y sabiduría, roguemos al Señor.
- Por los llamados por el Señor a ministerios especiales de servicio en la comunidad, para que tengan el coraje de no poner límites a su generosidad, roguemos al Señor.
- Por los desilusionados y desalentados por la adversidad y el sufrimiento, para que puedan encontrar cristianos convencidos que les inspiren, les ayuden y les den esperanza, roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que nos entreguemos totalmente a Jesús, nuestro Señor, como él se entrega a nosotros, roguemos al Señor.
Señor Jesucristo, que tus pensamientos y tu vida, tu fidelidad y tu valor sean también nuestros, para que te sigamos sin reservas en el camino hacia el Padre y hacia los hermanos. Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
En estos dones de pan y vino
te presentamos a nosotros mismos
y tú ves con agrado que tu Hijo
se entregue a sí mismo a nosotros.
Danos la gracia de aprender de él
a hacernos libres para los hermanos y para ti
y a buscar tu voluntad en todo lo que hagamos.
Que sepamos seguir a tu Hijo
en sus sufrimientos y en su gloria,
ahora y por los siglos de los siglos.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Nos unimos ahora a Jesús en su sacrificio. Él voluntariamente sacrificó todo por amor al Padre y a los hombres. Unámonos a él en su actitud, pues somos hoy sus discípulos.
Introducción al Padre Nuestro
Con Jesús, nuestro Señor, rogamos al Padre que sus intenciones sean también las nuestras.
R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males,
y danos la sabiduría
de descubrir tu voluntad
en la vida de cada día.
Por tu misericordia,
líbranos de todos nuestros apegos y temores
que nos impiden oír el llamado de tu Hijo
a seguirle resueltamente.
Ayúdanos a prepararnos con alegría y esperanza
para el retorno glorioso entre nosotros
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino…
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor,
que dejó su gloria
para hacerse Salvador de los hombres,
Éste es Jesús, el Señor, que nos invita
a unir nuestro destino con el suyo
y a seguirle resueltamente hasta el fin.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
En esta eucaristía nos has iluminado
con la palabra de sabiduría de tu Hijo
y nos has dado su pan de fortaleza para seguirla sin vacilación.
Cólmanos con la fuerza y sabiduría de tu Espíritu
para caminar con Jesús
a través del desierto del dolor y de la cruz
para llevar vida y alegría a nuestros hermanos necesitados
y para darte gloria y alabanza a ti,
Dios nuestro, por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Como en otros domingos, de nuevo nos vemos confrontados hoy con Jesús y su mensaje.
Éstos someten nuestra vida a la crítica del Evangelio.
¿Eres tú mi discípulo? Muy bien.
Pero ¿te atreves a hablar claro a favor de los hermanos oprimidos?
¿Prestas atención y tiempo a los hermanos necesitados?
¿Puedes aceptar dificultades por amor a los otros?
Éstas son las señales del verdadero discípulo.
Hemos reflexionado sobre estas características
y le pedimos a Dios que nos dé fuerza.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.