Liturgia viva del XXVII Domingo del Tiempo Ordinario
27 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
- Yo Esperaba Uvas Dulces
- Nuestro Cuidado de la Viña de Dios
Saludo (Ver la Segunda Lectura)
Que la paz de Dios, que es mucho más excelente de lo que podemos entender, guarde nuestros corazones y nuestro pensamientos en Cristo Jesús.
Que su paz esté siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante
- Yo Esperaba Uvas Dulces
¡Iglesia, pueblo de Dios hoy! El Señor nos pide una respuesta: Miremos todas las cosas buenas que él nos ha dado: nuestra fe, los hermanos que nos rodean, su propio reino encomendado cariñosamente a nosotros… Y ¿qué hemos hecho con todo esto? ¿Nos hemos preocupado por su amor que confía en nosotros? Pidamos a Jesús en esta eucaristía que de ahora en adelante podamos dar, juntamente con Jesús, una respuesta entusiasta y generosa a nuestro Padre del cielo. - Nuestro Cuidado de la Viña de Dios
Un buen campesino, aun el arrendatario, tiene cuidado de sus campos y cultivos más incluso que un comerciante cuida su negocio. Porque ama todo lo que crece y produce fruto; hay vida ahí, el puede verla crecer. — Dios ama a su pueblo, la viña que él ha plantado y cercado con tierno cuidado. Su Hijo murió por nosotros, su pueblo, para que viva y crezca. Dios nos ha confiado su viña a nosotros , tanto líderes como miembros de la Iglesia; no como un privilegio, sino como un campo donde trabajar, de forma que produzca ricos frutos de justicia y amor. ¿Dónde están estos frutos?
Acto Penitencial
Examinémonos ante el Señor
para ver si hemos sido cristianos responsables.
(Pausa)
- Señor Jesús, tú nos has confiado esta tierra como una hermosa viña. Pero la hemos descuidado:
R/. Señor, ten piedad de nosotros. - Cristo Jesús, tú nos has confiado hermanos para que cuidemos de ellos con amor. Pero con frecuencia hemos permanecido indiferentes ante ellos.
R/. Cristo, ten piedad de nosotros. - Señor Jesús, tú nos has confiado nuestra fe como una planta que debe crecer. Pero nos hemos preocupado poco de ella:
R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Oh Dios, tierno y misericordioso: perdona todos nuestros pecados por medio del sacrificio de tu Hijo y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Pidamos al señor que siga cercándonos con su cuidado, como a la viña, hasta que demos valiosos frutos.
(Pausa)
Tú nos cuestionas hoy:
Pueblo mío, respóndeme:
¿Qué más hubiera podido hacer por ti?
Enséñanos y ayúdanos a responder con todo nuestro ser
a tu perdón y paciencia de cada día,
a las riquezas de vida que nos trajo Jesús,
a las mociones del Espíritu Santo,
para que seamos un pueblo que dé frutos eternos.
Danos la gracia de llevar a todos justicia animada por el amor,
de aprender a compartir como tú lo haces con nosotros.
Muéstranos tu misericordia
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Is, 5,1-7): El Pueblo de Dios es Su Viña
El pueblo de Dios es como una viña que él plató y se ocupó de ella con cariño y amor. Sin embargo, su pueblo no respondió al amor de Dios.
Segunda Lectura (Fil 4,6-9): La Vida Cristiana Nos Abre a la Gracia de Dios.
Pablo invita a sus cristianos a vivir en unión con Dios y a integrar todos los valores humanos. Un buen cristiano es una buena persona que perdona y vive en la paz de Dios.
Evangelio (Mt 21,33-43): ¿Somos buenos Cuidadores?
Dios nos ha confiado a nosotros su reino. Somos sus cuidadores y debemos producir frutos de vida cristiana; si no, se nos quitará el reino.
Oración de los Fieles
Unidos a nuestro Señor Jesucristo como sarmientos de una vid productiva, pidamos al Padre todo lo que la Iglesia y el mundo necesita, y digámosle: R/. Señor, escucha al pueblo que amas.
- Por la Iglesia, que somos nosotros, todos juntos, para que se mantenga siempre joven y fiel e inspire a sus miembros y al mundo entero con un sentido de esperanza y profundo amor, roguemos al Señor.
- Por todo el pueblo de Dios, para que mostremos paciencia y compasión a hermanos nuestros que van por caminos descarriados, y a los que nos defraudan; y que sepamos aceptarlos como el Señor nos acepta a nosotros, roguemos al Señor.
- Por los que violan los derechos de los demás, para que vuelvan al Señor, y para que todos nosotros seamos justos e imparciales para con todos y que incluso enriquezcamos con amor nuestro sentido de justicia, roguemos al Señor.
- Por todos aquellos, cristianos o no, que con sinceridad y con valor siguen esforzándose en llevar felicidad y bondad a la gente que les rodea, roguemos al Señor.
- Y por todos nosotros en nuestra comunidad, para que seamos agradecidos porque el Señor nos ha hecho su viña y sus arrendatarios de quienes espera mucho, y para que respondamos a sus expectaciones, roguemos al Señor.
Oh Dios y Padre nuestro, que lleguemos a ser aquello para lo que nos has llamado: tu viña, tu pueblo santo, que respondamos a tu amor en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Oración de Ofertorio
Te presentamos estos dones de pan y vino
para celebrar cómo has sellado con nosotros,
tu pueblo escogido,
una nueva y eterna alianza
por medio de la muerte y resurrección de tu Hijo.
No permitas que nos volvamos soberbios
por ser el pueblo que amas,
sino ayúdanos a ser dignos de tu confianza
y a responderte con una fe profunda
expresada en entrega y servicio a todos.
Concédenoslo por Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la Eucaristía
Con nuestra alabanza y acción de gracias, presentemos a nuestro Padre del cielo nuestra buena disposición para producir frutos de sinceridad, bondad y justicia.
Introducción al Padrenuestro (Ver Segunda Lectura)
oremos a nuestro Padre celestial
para presentarle nuestras necesidades
con súplicas llenas de gratitud:
R/. Padre nuestro…
Líbranos, Señor (Ver Segunda Lectura)
sobre todo del mal del pecado.
Concédenos la paz en nuestros días,
paz entre las naciones y paz en nuestros hogares,
y sobre todo nuestra propia paz interior
que sobrepasa todo entendimiento.
Dirige nuestros pensamientos hacia todo lo verdadero,
hacia todo lo honesto, bello y bueno,
mientras preparamos la venida gloriosa
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
R/. Tuyo es el reino…
Invitación a la Comunión
nosotros, aunque muchos,
formamos un solo cuerpo,
porque todos compartimos
la misma hogaza y la misma copa.
Éste es Jesús, nuestro Señor;
él es nuestro pan de unidad.
R/. Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
En esta eucaristía tu Hijo ha sido para nosotros
tu palabra animosa y nuestro alimento reconfortante
para construir tu reino entre tu pueblo.
Haz más profunda nuestra confianza
de que Cristo permanecerá con nosotros
y de que él es el fundamento sobre el que construimos.
Haznos inventivos y creativos
compartiendo la Buena nueva que hemos recibido
con todos los que estén dispuestos a escuchar.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.
Bendición
Hermanos:
El mensaje de hoy nos subrayó nuestra gran responsabilidad como cristianos.
Somos el pueblo querido de Dios.
Somos responsables ante Dios, quien nos envía a dar a conocer a todos su Buena Nueva por medio de nuestras palabras y nuestra obras, con la ayuda del mismo Dios.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.