Liturgia Viva del XXXI Domingo del Tiempo Ordinario

Fecha

30 Oct 2022
Finalizdo!

Un Hombre Pequeño

Saludo (Ver Primera Lectura)

Dios, el Señor, ama todo lo que existe
y es misericordioso con todos.
Él no tiene en cuenta nuestros pecados,
para que así podamos arrepentirnos.
Que el Señor, amante de la vida,
esté siempre con vosotros.

Introducción por el Celebrante
Hay personas que siguen buscando valores más elevados en la vida. Quizás uno se siente satisfecho solamente a medias con la clase de vida que está llevando, o se siente culpable por su modo de vida. El evangelio de hoy nos muestra a Zaqueo, un hombre pequeño, física y moralmente, que va en busca del Señor.  Para su sorpresa, Jesús adivina el hambre espiritual en el corazón de este hombre y se dirige a él. Jesús desea encontrarse con él. — Si nosotros reconocemos humildemente nuestra pequeñez, el Señor se nos revelará y se invitará a sí mismo a caminar y a quedarse con nosotros. Él nos hará grandes en amor y en bondad.

Acto Penitencial
El Señor no tiene en cuenta nuestros pecados,
de forma que podamos arrepentirnos
y vivir una vida nueva.
Encomendémonos a su bondad y misericordia.
(Pausa)

  • Señor Jesús, tú eres amable y lleno de compasión:
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, tú apoyas a todos los que caen y alzas a todos los que están postrados:
    R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor Jesús, tú eres lento a la cólera y bueno y cariñoso con todos:
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Señor, que amas la vida, danos la gracia de vivir en tu amor y en tu perdón;
reavívanos y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta
Pidamos a Dios
que Jesús se haga cercano a nosotros y nos transforme.
(Pausa)
Señor Dios nuestro, amante de la vida:
Somos pequeños ante ti,
pues somos conscientes de que somos pecadores.
Te bendecimos porque viste con agrado
que Jesús nos trajera su alegría y su perdón.
Que él se haga muy cercano a nosotros,
igual que a Zaqueo,
de forma que transforme nuestras actitudes y nuestras vidas.
Que nos disponga a compartir con nuestros hermanos
tu misericordia, tu perdón y tu amor.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.

  • Primera Lectura (Sab 11,22 – 12,2): Dios, el Amante de la Vida
    El Dios paciente y misericordioso da al pecador una oportunidad para arrepentirse, porque ama al hombre. Incluso sus castigos son “educativos”, pensados no para condenar, sino para corregir y para inducir a la conversión.
  • Segunda Lectura (2 Tes 1,11 – 2,2): El Pueblo de Dios, Signo de la Gloria de Jesucristo
    Ningún rumor sensacionalista sobre el inminente final del mundo puede disgustarnos si vivimos conforme a nuestro llamado como cristianos, y por tanto somos signos de la gloria de Jesucristo.
  • Evangelio (Lc 19,1-10): He Venido a Buscar lo Que Estaba Perdido
    Un encuentro real y auténtico con Jesucristo no puede dejarnos indiferentes. Zaqueo se encuentra con Jesús y se convierte.

Oración de los Fieles
Con toda confianza, oremos a Dios que es amable y lleno de compasión, y digamos:
R/ Señor, danos un corazón nuevo.

  • El Señor es misericordioso con todos: Para que no camine por el camino de nuestra vida sin encontrarse con nosotros, roguemos al Señor:
  • El Señor es poderoso: Para que su gracia nos toque, nos cure y nos transforme, roguemos al Señor:
  • El Señor cierra sus ojos a nuestros pecados: Para que no pase junto a nosotros sin transformarnos, roguemos al Señor.
  • El Señor ama a todo ser viviente: Para que no deje de levantarnos de nuestra postración, de nuestra mediocridad y nuestro pecado, roguemos al Señor:
  • El Señor ama la vida: Para que nos conceda la vida del Espíritu, roguemos al Señor:
  • El Señor alza a todos los caídos: Para que nos dé el valor de ayudar a la gente a librarse de la injusticia y explotación, roguemos al Señor:

Señor Dios nuestro, tú eres bueno con todos y fiel a tu pueblo. Álzanos y ayúdanos en nuestra necesidad. Te lo pedimos por medio de Cristo nuestro Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Padre misericordioso:
Tu Hijo Jesús no rechazó o condenó
a marginados y pecadores.
Él compartió su mesa,
como come ahora con nosotros.
En presencia de Jesús
encontraron ellos el valor
para levantarse y caminar derecho.
Que él nos fortalezca para caminar con él
hacia los pobres, los indeseables y no queridos, los leprosos sociales,
para que puedan experimentar tu bondad en nosotros
y recobrar su fe en ti.
Que entonces proclamemos a los pobres tu Buena Nueva de salvación
y caminemos tras las huellas de Jesucristo nuestro Señor.

Introducción a la Plegaria Eucarística
Dios no nos mantiene encarcelados en nuestros pecados. Por medio de Jesús nos recupera para su amistad y confía suficientemente en nosotros para hacernos su Iglesia. Por todo esto damos gracias al Padre.

Invitación al Padre Nuestro
En el nombre de Jesús el Señor
pedimos a Dios nuestro Padre del cielo
que nos perdone como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden:
R/ Padre nuestro…

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de la soberbia
que nos induce a admirarnos tontamente
de nosotros mismos
por lo grandes que somos
y nos hace despreciar a los demás.
Haz que anhelemos la venida gloriosa de aquel
que nos hace grandes a tus ojos,
nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino…

Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor,
que nos dice que hoy estará en nuestra casa.
Dichosos nosotros
de poderle acoger,
y de recibir de él la salvación.
R/ Señor, no soy digno…

Oración después de la Comunión
Señor Dios, Padre misericordioso:
Con frecuencia nos encontramos con personas
que ansían una sonrisa,
o esperan una palabra amable,
o que buscan un signo de simpatía y amistad.
No permitas que pasemos a su lado
con ojos ciegos como quien no ve.
Concédenos oído agudo y corazón sensible
para oír y comprender
su súplica silenciosa que busca apoyo y ayuda,
tal como lo hizo Jesús, tu Hijo,
que vive contigo y con nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: El amor genuino es gratuito;
es un don libre, inmerecido.
Por eso Dios, fuente de todo amor verdadero,
responde a las miserias de los hombres.
Su Hijo vino a perdonar nuestros pecados
y a ponernos de nuevo en el camino de la vida y del amor,
sencillamente porque nos ama.
Por eso, ¿no habrían de preocuparse más
nuestras comunidades cristianas por los hermanos marginados,
con la misma clase de amor generoso
que Dios nos ha mostrado a todos?
Para que sepamos hacerlo, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

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