Liturgia Viva del XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario
Somos Pueblo de Esperanza
Saludo (Ver Rom 8,38-39)
Ni la muerte ni la vida,
ni el presente ni el futuro
ni cualquier otra criatura
puede separarnos del amor de Dios,
el amor que él nos mostró visiblemente
en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Que el Señor Jesús esté siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante
En todas las edades de la historia ha habido “profetas de desgracia”, como los apodaba el “papa bueno” Juan XXIII. Son personas tan asustadas por los problemas de su tiempo que piensan que está ya cerca el fin del mundo. Nuestros días se caracterizan por cambios rápidos, mucha violencia, hambre y sufrimiento. Ahora conocemos estos fenómenos inmediatamente vía televisión y otros medios de comunicación. No es de extrañar que surjan muchas sectas que especulen sobre el fin de nuestro mundo. El mensaje de la liturgia de hoy es: No tengan miedo. Sigan confiando en Dios, sean cristianos maduros y sólidos y den testimonio del amor de Dios. Ustedes están en sus manos, y Cristo está aquí en medio de nosotros.
Acto Penitencial
Pidamos al Señor que nos perdone,
ya que nuestra fe y confianza son débiles.
(Pausa)
¿Por qué habríamos nosotros de tener miedo?
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, nosotros buscamos tu rostro;
y tú nunca nos abandonarás.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, confiamos en ti,
en tu fuerza y en tu amor.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Perdona todos nuestros pecados, Señor,y haznos en este mundo testigos audaces de tu amor siempre fiel.
Y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Oh Dios y Padre nuestro:
Creemos que tus planes sobre nosotros
son de paz, y no de desastre y temor.
Mantén abiertos nuestros ojos a los signos
de la constante venida de Jesús, tu Hijo.
Ayúdanos a comprometernos plenamente
en el crecimiento del Reino entre nosotros
llevando a cabo tus planes de paz y de amor.
Ayúdanos a hacer de este “nuestro mundo”
más “tu mundo” y el camino hacia tu Casa en el cielo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Mal 3,19-20): El Sol de Justicia de Dios
Cuando el Señor venga a juzgar, dichosos aquellos a quienes se reconozca como justos.
Segunda Lectura (2 Tes 3,7-12): Con Su Trabajo Prepárense para la Venida del Señor
No se preparen para el fin del mundo ni para el retorno de Cristo hablando sobre ello y perdiendo el tiempo, dice San Pablo. La mejor manera para estar dispuesto y preparado es seguir trabajando.
Evangelio (Lc 21,5-19): Seguros de la Victoria Final
La destrucción del Templo, calamidades y persecución son imágenes de la destrucción del antiguo orden y el comienzo de uno nuevo. Sin embargo, los que perseveren con fe y esperanza no tienen nada que temer, pues vivirán en el Señor.
Oración de los Fieles (Agradecimiento a René Mouret)
Pidamos al Señor que libere a todos los hombres de toda clase de miedo y de todo peligro, y digamos:
R/ Señor, sálvanos.
- De los falsos profetas que viven equivocados, y, a pesar de su celo, engañan también a sus seguidores, protégenos, Señor:
- De guerras entre naciones y de luchas intestinas y fratricidas, de conflictos mundiales y de armamento nuclear, protégenos, Señor:
- De catástrofes que se cobran vidas de hombres y mujeres, de terremotos, inundaciones y epidemias, protégenos, Señor:
- De hambruna y malnutrición, de la indiferencia de los que tienen todo y más de lo que necesitan, protégenos, Señor:
- De nuestro rechazo a asumir los riesgos de la fe por puro miedo a ser ridiculizados o perseguidos, protégenos, Señor:
- Del desempleo y de la desgracia, de la injusticia y de las concesiones culpables, protégenos, Señor:
Señor, tú quieres que seamos libres. Ayúdanos a caminar a través de las penas y alegrías de la vida con una firme esperanza en ti. Te lo pedimos por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta este pan y vino
como signos de que nos comprometemos
a construir tu reino en nuestro mundo.
Que nuestras actitudes y decisiones en la vida
sean las de Jesús, tu Hijo. Es decir:
buscar tu despertar de amor y servicio
más que nuestro egoísmo autodestructor;
ser constructivos y creadores
dando forma a una nueva tierra
más que ser críticos negativos del pasado.
Y ojalá, de esta forma, te encontremos plenamente a ti un día
en las alegrías de un nuevo cielo
con Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Con Jesús, damos gracias a Dios nuestro Padre por la fuerte confianza y viva esperanza que él nos ha concedido por medio de su Hijo resucitado, Jesucristo.
Introducción al Padre Nuestro
Con la más plena confianza y esperanza
pedimos a Dios nuestro Padre
que, cuando nuestra fe sea puesta a prueba,
él nos libre de todo mal.
R/ Padre nuestro…
Oración por la Paz
tú dijiste a tus apóstoles:
“La paz o dejo, mi paz os doy;
no se preocupen de lo que tengan que decir en su defensa;
ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”.
Ante acontecimientos y adversidades terribles,
ayúdanos a no tener pánico,
a mantener nuestra serenidad interior
y a encontrar y guardar la paz de tu reino eterno
donde tú vives y reinas por los siglos de los siglos.
Invitación a la Comunión
el sol de justicia.
Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de esta copa,
proclamamos la muerte y resurrección del Señor
y nuestra esperanza en su venida.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Tu hijo Jesús muriendo destruyó nuestra muerte
y al resucitar restauró nuestra vida.
Haz que, por la fuerza de esta eucaristía,
nosotros y toda la humanidad
crezcamos en Cristo día a día
a través de las tensiones y dolores propios del crecimiento.
Pero mantén viva en nosotros
la alegría de esperar firmemente
que está llegando ya el amanecer de justicia
que hará nuevas todas las cosas,
y que Jesús volverá para hacernos partícipes de su gloria
de modo definitivo y por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Muchas cosas están cambiando hoy; algunas para mejor, otras para peor. Parece que estamos en un punto crítico y crucial de la historia, tanto en la Iglesia como en el mundo. La gente siente mucha ansiedad. Pero la cuestión no es: ¿Es esto ya el fin del mundo? Deberíamos dejar eso confiadamente en las manos de Dios. La cuestión, más bien, es: ¿Qué hacemos nosotros para volver este mundo más humano, más habitable, más conforme al mensaje del evangelio? Preparémonos para la venida del Señor fortalecidos con su bendición.
Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.