Liturgia Viva para el viernes de la XXVIII semana del Tiempo Ordinario
EN LAS MANOS DE DIOS
(Año II. Ef 1, 11-14; Lc 12, 1-7)
Introducción
Año II. El libro de los Efesios continúa alabando a Dios. En Cristo hemos recibido la verdad tal como se encuentra en el evangelio, y hemos recibido el Espíritu. Somos el propio pueblo de Dios, cuya tarea y misión es dar alabanza y gloria al mismo Dios.
Evangelio. Cristo continúa denunciando a los fariseos. En las contradicciones de una vida que quiere ser fiel al evangelio, los cristianos tienen que seguir los caminos de Dios, no los suyos propios. Se confían a las manos de Dios que cuida de ellos y que los aprecia profundamente.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Nos paramos ante ti con manos vacías.
Nuestras buenas intenciones
y todas las obras que hacemos
son impotentes para salvarnos.
Oh Dios, ayúdanos a aceptar esta verdad,
ya que hiere nuestro orgullo.
Enséñanos a recibir gratuitamente
tu gracia, tu amor misericordioso,
así como la ayuda y el amor de nuestro prójimo.
Sálvanos y líbranos de nosotros mismos y del pecado
por la gracia de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Para que nuestra fe sea un encuentro personal con un Dios vivo al que nos entregamos confiadamente, roguemos al Señor.
- Para que no presumamos de lo que hemos hecho por Dios, sino que reconozcamos con gozo, humildad y gratitud lo que Dios ha hecho por nosotros, roguemos al Señor.
- Para que con gran confianza nos pongamos en las manos de Dios, que nos ama profundamente en Cristo Jesús, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre misericordioso:
Frente a la contradicción y oposición
tu Hijo Jesús te fue totalmente fiel y leal,
porque sabía que vivía en la palma de tu mano.
En estos signos de pan y vino
nosotros también nos entregamos a ti
porque sabemos que somos tus amigos
y que te preocupas de nosotros
y que también nos llevas en la palma de tu mano,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú nos amas tal como somos,
incluso cuando ves nuestras faltas y defectos.
Tú te olvidas del mal que hacemos
y nos consideras suficientemente buenos
como para darnos el mejor regalo: tu Hijo Jesucristo.
Acepta nuestra sincera acción de gracias
y que tu Hijo nos colme con su espíritu de confianza y amor
para que nosotros también aprendamos
a confiar en los demás y a amarnos unos a otros
y así llegar a ser una comunidad en la que Jesús vive,
él que es nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Jesús nos asegura que Dios se preocupa de nosotros y que somos preciosos para él. Pidámosle que nos guarde siempre en su amor.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.