Entender la gracia más profundamente
La señal de la genuina contrición no es una sensación de culpa, sino un sentimiento de dolor, de pesar por haber tomado un giro equivocado; igual que la señal de vivir en gracia no es una sensación de nuestro propio mérito, sino un sentimiento de ser aceptados y amados a pesar de nuestra indignidad. Estamos sanos espiritualmente cuando nuestras vidas están marcadas por la sincera confesión y la sincera alabanza.
Deseo iniciado
A veces, rezando los Salmos, me quedo atrapado mirando un poco incómodamente un espejo que me refleja mi propia aparente falta de honradez. Por ejemplo, rezamos estas palabras en los Salmos: Por la noche mi alma suspira por ti. …Como un ciervo que anhela corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, Dios mío. …¡Por ti solo suspiro! ¡De ti solo estoy sediento!
¿A quién podemos ir?
¿A quién iremos? Tú tiene el mensaje de vida eterna. Pedro dice estas palabras a Jesús. Pero son dichas en un contexto muy conflictivo: Jesús acababa de decir algo que contrarió y ofendió a su audiencia, y los evangelios nos dicen que todos se marcharon quejándose de que lo que Jesús estaba enseñando era “intolerable”…
Ser de buen corazón no es suficiente
La caridad consiste en ser de buen corazón, pero la justicia consiste en algo más. La capacidad individual de compartir los sentimientos de otros es buena y virtuosa, pero no cambia necesariamente las estructuras sociales, económicas y políticas, que inmolan injustamente a ciertas personas y privilegian indebidamente a otras. Necesitamos ser justos y buenos de corazón, pero necesitamos también tener una política justa y buena.
La Cristiandad y la fatiga de mediodía
Existe una opinión popular que sugiere que puede ser útil comparar cada siglo de existencia de la Cristiandad con un año de vida. Eso le situaría a la Cristiandad con 21 años de edad, una joven de 21 años, lo bastante crecida para mostrar una madurez básica, pero aún lejos de ser un producto acabado. ¿Qué grado de perspicacia tiene esta opinión?
La prenda sin costuras
Juan de la Cruz enseña que dentro de la espiritualidad y la moralidad no hay zonas exentas. En pocas palabras, no puedes ser santo o una persona de moral elevada si te permites una o dos excepciones. Por lo tanto, no debería permitirme el lujo de poner aparte algún defecto moral o hábito pecaminoso y verlo como sin importancia a la luz de mis cualidades positivas y de todo lo bueno que hago.
Se requiere: Estilos particulares de santos
Simone Weil comentó una vez que hoy no vale ser simplemente santo; más bien “debemos profesar la santidad que demanda el momento presente”. Tiene razón en esa segunda premisa; necesitamos santos cuyas virtudes digan algo a los tiempos.
Un nuevo libro importante
Cada año, escribo una columna compartiendo con los lectores el título y una breve sinopsis de los diez libros que más me impresionaron ese año. Ocasionalmente, sin embargo, juzgo que un libro es suficientemente excepcional como para merecer su propia columna. El nuevo libro de Robert Ellsberg Un Evangelio viviente: leyendo la historia de Dios en vidas santas es un libro así.
La pérdida del cielo y el temor al infierno
Mientras crecía como católico romano, al igual que el resto de mi generación, me enseñaron una oración llamada Acto de contrición. En aquel momento, todo católico tenía que memorizarlo y recitarlo durante o después de la confesión. La oración comenzaba de esta manera: Oh, Dios mío, me pesa de haberos ofendido y detesto todos mis pecados porque temo la pérdida del cielo y las penas del infierno. …
¿Qué contribuye a la comunión cristiana?
La cuestión de la intercomunión en nuestras iglesias hoy es ardua, importante y dolorosa. Tengo suficiente edad como para recordar otro tiempo, propiamente recordar otros dos tiempos.
Rachel Held Evans, 1981 – 2019
Ninguna comunidad debería descuidar sus muertes. Mircea Eliade escribió esas palabras, y son un aviso: Si no celebramos convenientemente la vida de alguien que nos ha dejado, cometemos una injusticia con esa persona y nos privamos de alguno de los dones que nos dejó en herencia.