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¿Qué tipo de casa puedes edificarme?

¿Qué tipo de casa puedes edificarme?

¿Qué está bien y qué está mal? Luchamos mucho por cuestiones morales, frecuentemente con una rectitud segura de sí misma. Y generalmente caemos en esa misma autorectitud cada vez que argüimos sobre el pecado. ¿Qué constituye un pecado y qué contribuye a un pecado grave?

El príncipe de la mentira

El príncipe de la mentira

Contemplando nuestro mundo hoy, lo que me espanta y altera más que la amenaza del virus Covid, más que la creciente desigualdad entre ricos y pobres, más que los peligros del cambio climático e incluso más que el amargo odio que ahora nos separa a unos de otros es nuestra falta del sentido de la verdad, nuestra fácil negación de cualquier verdad que juzgamos ser inconveniente y nuestros eslóganes de bulos, “hechos alternados” y conspiraciones fantasmas.

¿Por qué permanecer en la Iglesia?

¿Por qué permanecer en la Iglesia?

Hace varias semanas, después de dar una charla en una asamblea religiosa, la primera pregunta de la audiencia fue esta: ¿Cómo puedes seguir permaneciendo en una Iglesia que tuvo una parte tan importante en la creación y mantenimiento de escuelas residenciales para la colectividad indígena de Canadá? ¿Cómo puedes permanecer en una Iglesia que hizo eso?

¿Qué hay en el rostro de Dios?

¿Qué hay en el rostro de Dios?

Rezamos estas palabras con sinceridad. ¿Alguna vez las decimos verdaderamente a conciencia? ¿Podemos decir honradamente que las angustias que nos impulsan a arrodillarnos son un anhelo de ver a Dios?

Alegría: una señal de Dios

Alegría: una señal de Dios

Sólo existe una verdadera tristeza: ¡no ser santo! El novelista, filósofo y ensayista francés Léon Bloy acaba su novela La mujer pobre con esa frase tan citada. He aquí una cita de Léon Bloy menos conocida que nos ayuda a entender por qué hay tal tristeza en no ser santo. La alegría  es una señal segura de la vida de Dios en el alma.