Formas de vida

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Vuelve a visitarme la vida

Vuelve a visitarme la vida

Hoy, vuelve a visitarme la vida. Hoy vuelve a nacer el día. Todo tiene fragancia, dirección, nombre, brillo, ondulación.

PÁJAROS

PÁJAROS

Poblado está el cielo de vuestros cantos.

Esperanza conyugal

Esperanza conyugal

Existen en la vida matrimonial, como en la vida célibe, múltiples esperas cotidianas.

LAPACHO

LAPACHO

Permíteme que te hable lapacho por primera vez.

CARLO CARRETTO (1910 – 1988)

CARLO CARRETTO (1910 – 1988)

Tienes que despojar tu oración. Tienes que simplificar, desintelectualizar. Ponte ante Jesús como un pobre: sin ideas, pero con fe viva.

Decir sí cada día

Decir sí cada día

 El sueño de amor matrimonial es persistente y fuerte; es la causa más grande de felicidad personal; pero tiene sus fragilidades, como todo lo humano. Está sometido al desgaste del tiempo, al acecho de la rutina, a la tentación de la ensoñación.

Jerôme Lejeune (1926 – 1994)

Jerôme Lejeune (1926 – 1994)

Fuiste "en calidad de sabio biólogo una de las mayores autoridades del mundo", pero, sobre todo, "un buen cristiano del siglo XX, un hombre para quien la defensa de la vida se había convertido en un apostolado". Apóstol de la vida, ¿cabe elogio mayor?

La comunicación (II)

La comunicación (II)

La vida conyugal tiene su termómetro en la calidad y frecuencia de la comunicación interpersonal. A la inversa, la dificultad de la comunicación es un factor de separación y desilusión. Se expresa en frases como: ya no hablamos; nos decimos solo lo más elemental, no tenemos temas comunes; nos hemos vuelto unos desconocidos.

Fe religiosa y compromiso

Fe religiosa y compromiso

Un tópico de los años del postconcilio, y que todavía se escucha con relativa frecuencia, es que Jesucristo vino al mundo para transformarlo, para cambiar sus estructuras políticas, económicas y sociales.

Vivir a fondo la redención

Vivir a fondo la redención

A veces vivimos como cristianos subdesarrollados. No por mala voluntad, sino por no aprovechar todas las posibilidades que se nos han dado en Cristo. Nuestra experiencia de encuentro con el Señor se reduce casi exclusivamente a la oración y la Eucaristía