En defensa de la verdad del Evangelio.
El evangelio fue para Pablo causa de innumerables sinsabores, la mayoría de los cuales los podemos sólo imaginar.
Dios me manifestó a su Hijo para que lo anuncie.
No es posible hablar de la primera gran difusión del evangelio sin prestar atención a los afanes y correrías evangelizadoras de Pablo de Tarso.
Jesús, experto en sufrimiento.
Jesús también pasó por la experiencia del dolor. No lo buscó directamente. Lo tuvo que sufrir como consecuencia de su lucha por el Reino.
María, Madre de la sabiduría
La que nos acompaña y ayuda para saber encontrar la luz de Dios en la oscura noche de nuestra vida.
María, madre de la unidad.
Una Madre como María, entonces como ahora, hace posible dentro de la Iglesia la unidad la reconciliación y la armonía de todos sus hijos.
Un gran profeta se ha levantado entre nosotros
En los medios tradicionales del catolicismo popular, entre las categorías de personajes religiosos que se salen de la fila, figuran los profetas. Los profetas, prehistoriadores del futuro, superan la barrera del tiempo y cuentan lo que está por ver.
Las entrañas de Dios
Dios sigue apostando por el hombre a través de su misericordia infinita demostrada, de forma desbordante, en su Hijo Jesucristo.
María, madre sufriente
Cuando nos sintamos solos, en nuestro dolor, en nuestras penas en nuestro desgarro, acordémonos de María.
La justicia, plato único
No podemos permanecer indiferentes ante el hambre y la sed de muchos hermanos nuestros, sobre todo cuando es la falta de justicia social la que provoca tales situaciones.
JUNTO A LA CRUZ DE JESÚS
Visitada repetidamente por el dolor, una enferma de cáncer hace su propia lectura de las palabras del cuarto evangelio: «Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre» (Jn 19, 25). Mirando a María -dice- tiene sentido el dolor, nuestro dolor, ya que la cruz
El poder de la mansedumbre
«Bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra», Estas palabras forman parte del mensaje central de Jesús. No han sido amortizados por la historia posterior. El contraste con la realidad actual es evidente. Jesús no se apunto a la fuerza. Se apun