
María Magdalena
Pocas veces un hecho relacionado con la vida de Jesús es avalado por los cuatro Evangelios, ni siquiera la Cena Pascual es descrita por todos, sin embargo, los cuatro evangelistas dan cuenta de la presencia de María Magdalena

El tiempo nuevo
A la luz de las escenas de Pascua, se comprende que aquel primer día de la semana, Jesús no se quedó en el seno de su Padre, gozando de la intimidad entrañable, amorosa que tanto anhelaba, mientras caminaba por Galilea, Judea y Samaría.

La noche
Podría parecer una contradicción que en Pascua, fiesta de la luz, del día sin ocaso, del dominio de la vida sobre la muerte, de Cristo resucitado, evoquemos la noche como icono pascual.

Al atardecer
Es una hora señalada en los relatos de Pascua, es la hora en la que se huyen las sombras, la silueta se alarga, la tierra emite la luz recibida. Es la hora de la brisa, cuando Dios bajaba a pasear y a dialogar con Adán y Eva.

En pleno día
Los orantes, a esta hora interrumpen sus tareas, dan tregua a la fatiga, rezan con los salmos, se unen a toda la Iglesia en oración y reconocen al Señor, dueño del tiempo y de la historia.

A media mañana
El que cree no vive hora vacía, huérfana de la presencia divina, pero a su vez sabe apoyarse en la sacramentalidad que le ofrece cada hora en referencia a la vida de Jesús, el Maestro.
Tres llamadas: II Lunes de Cuaresma
Uno de los dones que debemos cuidar es el de la sensibilidad de la conciencia. La peor enfermedad es la que se sufre y se ignora. La percepción de haber pecado puede llevar a diferentes reacciones; las más adecuadas son la humildad y la súplica de perdón.
Tres llamadas: II Martes de Cuaresma
La Palabra nos advierte del riesgo que corremos, si nuestras afirmaciones no concuerdan con nuestra vida. Si pronunciar un discurso ideológico, sin coherencia, es grave, aún lo es más si ese discurso pertenece al ámbito religioso.
Tres llamadas: I Domingo de Cuaresma
La pedagogía de la Iglesia, al seleccionar el pasaje de la Transfiguración para el segundo domingo de Cuaresma, muestra la clave en la que debemos vivir este tiempo, a la luz de la Pascua.
Tres llamadas: I Viernes de Cuaresma
No podremos defendernos del perdón por argumentar que somos pecadores. Dios es más que nuestro pecado, y está dispuesto a perdonarnos siempre. No podremos creernos seguros en la virtud, y menos jueces de los que parecen malvados, pues cabe que nosotros caigamos y ellos se arrepientan.
Tres llamadas: I Sábado de Cuaresma
Es momento propicio de acoger la Palabra y de hacerla vida. Quien actúa desde la Palabra convierte su historia en experiencia de salvación y conoce la perfección.