En figura de otro
En el Evangelio se afirma que lo que hagamos al prójimo, se lo hacemos a Cristo. Los santos de todos los tiempos han tenido el don de descubrir en los más pobres, débiles, enfermos o marginados el paso del Señor.
La fracción del pan
Jesús ha querido darse a reconocer a sus discípulos en el gesto más emblemático para los cristianos, la fracción del pan.
El agua
La noche de Pascua está estrechamente vinculada al simbolismo del agua. Las lecturas de la Creación y del relato de la salida de Egipto, la bendición del agua, la renovación de las promesas bautismales, la aspersión con el agua bendecida son referencias pascuales.
El Cenáculo
Al observar las distintas escenas de Pascua en las que se narran las apariciones del Resucitado, descubro que prácticamente en todas el lugar de referencia es el Cenáculo.
La luz
Ya no habrá ocaso, la tiniebla no podrá nunca a la luz, Jesucristo es la Luz del mundo, quien se acerca a Él no vive en tinieblas.
La piedra quitada
El corazón humano, por la gracia, se abre, se desbloquea, se siente libre, por don de Dios. Las mujeres madrugaron y llevaban lo mejor se sí mismas, aunque no tuvieron que correr la piedra.
II VIERNES DE ADVIENTO: (Is 48, 17-19; Sal 1; Mt 11, 16-19)
¡Qué distinto es saberse acompañado, guiado, esperado, de caminar en solitario, anónimo, sin que nadie sepa de tus anhelos y deseos!
El profeta nos asegura que Dios es nuestro Maestro, nuestro Guía y, Compañero, como lo fue del pueblo de Israel a lo largo de la travesía del desierto.
II JUEVES DE ADVIENTO: (Is 41, 13-20; Sal 144; Mt 11, 11-15)
La profecía revela a Dios lleno de ternura entrañable, como padre que lleva de la mano a su pequeño y le enseña a dar los primeros pasos.
II MIÉRCOLES DE ADVIENTO (Is 40, 25-31; Sal 102; Mt 11, 28-30)
Con frecuencia nos sorprendemos al observar cómo algunas personas parecen incansables, a pesar incluso de su edad, y de sus muchas tareas. No son los estímulos humanos los que dan fuerza a quienes entregan su vida por amor. Han encontrado el tesoro de la esperanza.
I MARTES DE ADVIENTO: (Is 40, 1-11; Sal 95; Mt 18, 12-14)
Nuestro Dios es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en piedad. Nuestro Dios es bueno, como pastor que cuida su rebaño, como centinela que guarda la ciudad, como labrador que cuida su viña, como padre que ama a sus hijos.
II Lunes de Adviento: (Is 35, 1-10; Sal 84; Lc 5, 17-26)
Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios” (Is 35, 1-2).