Nuestra cultura no nos da fácil permiso para llorar. Su característica subyacente es que pasamos rápidamente de la pérdida y el daño, mantenemos nuestras penas en silencio, permanecemos siempre fuertes y seguimos con la vida.
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Removiendo las humeantes cenizas de nuestra fe
Cualquiera que haya visto alguna vez un fuego sabe que, en un momento, las llamas decrecen y desaparecen en humeantes carbones que al fin se enfrían y se convierten en fría y gris ceniza. Pero hay un momento en ese proceso, antes de que se enfríen, en el que los carbones pueden ser removidos como para hacerlos romper en llamas de nuevo.
Ser el discípulo amado
El Evangelio de Juan nos presenta una imagen muy expresiva y más bien misteriosa y terrena: Cuando Juan describe la escena de la Última Cena nos dice que, mientras estaban a la mesa, el discípulo amado tenía reclinada su cabeza en el pecho de Jesús.

Piedad, verdad y práctica pastoral
Recientemente, un estudiante que hace décadas había sido alumno mío me hizo este comentario: “Han pasado más de veinte años desde que asistí a tus clases, y he olvidado casi todo lo que enseñaste. Lo que sí recuerdo de tu clase es que suponías que nosotros siempre trataríamos de no hacer a Dios parecer estúpido”.

Sobre la amistad
Una de las experiencias de gracia que podemos tener a este lado de la eternidad es la experiencia de la amistad. Los diccionarios definen la amistad como una relación de afecto mutuo, una unión más rica de la mera asociación.

Sobre el suicidio y la desesperación
Durante siglos, el suicidio fue considerado como un acto de desesperación, y la desesperación misma fue vista como el pecado más grave de todos. En muchos círculos religiosos, la desesperación fue vista como el más pecaminoso de todos actos y, al fin, imperdonable.
La complacencia de Dios en nuestra acción
Durante los seis meses pasados, mientras me sometía a tratamiento por cáncer, estuve trabajando en horario reducido. Los tratamientos médicos, aunque algún tanto debilitantes, me dejaron aún bastante salud y energía para cargar con la obligaciones administrativas de mi actual ministerio, pero no me permitieron ninguna energía extra para dar clases u ofrecer conferencias, talleres o retiros fuera de mi residencia, cosa que hago normalmente.
Cristo y la naturaleza
Hoy, numerosos grupos y personas están desafiándonos respecto a nuestra relación con la madre tierra. Desde Green Peace, desde varios grupos medioambientales, desde diversos grupos cristianos y otros grupos religiosos, y desde diferentes voces individuales, viene el desafío de ser menos ciegos, menos irreflexivos y menos temerarios sobre la manera de relacionarnos con la tierra.
Nuestras fantasías
Una buena parte de nuestras vidas se satisface fantaseando, aunque, ciertamente, pocos de nosotros admitimos eso, e incluso menos de nosotros confesarían los contenidos de esas fantasías. Nos avergüenza admitir cuánto nos evadimos a la fantasía, y nos avergüenza más revelar el contenido de esas fantasías.
Nuestros ojos como ventanas a nuestras almas
Casi todos nosotros nos preocupamos del envejecimiento, especialmente de cómo afecta a nuestros cuerpos. Nos preocupamos por las arrugas, las bolsas de los ojos, la grasa de la edad madura y la pérdida de cabello allí donde queremos tenerlo, o por tenerlo donde no lo queremos.
El lado positivo de la melancolía
Normalmente, a ninguno de nosotros le gusta sentirse triste, pesaroso o deprimido. Generalmente preferimos la luz del sol a la oscuridad, la jovialidad a la melancolía. Por eso, casi siempre hacemos todo lo que podemos para distraernos de la melancolía, para dejar los pesares y la tristeza acorralados. Tendemos a escaparnos de esos sentimientos que hay en nosotros y nos ponen tristes o nos asustan.