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Los ancianos en la familia

Los ancianos en la familia

Eliana CevallosLa alegría del amor
“No me rechaces ahora en la vejez, me van faltando las fuerzas, no me abandones” (Sal, 71,9). De esta manera inicia el llamado del papa Francisco a reflexionar sobre la vida de nuestros ancianos dentro de la familia y la fecundidad del amor.

Una doble marca original en el interior

Una doble marca original en el interior

Ronald Rolheiser | En el Exilio
De Pierre Teilhard de Chardin nos vienen estas palabras: “Porque, Dios mío, a pesar de que carezco del celo del alma y de la sublime integridad de tus santos, aun así he recibido de ti una irresistible afinidad por todo lo que se agita en la oscura masa de la materia; porque sé que yo mismo soy irremediablemente menos hijo del cielo e hijo de la tierra”.

¿Amor maduro o mero movimiento?

¿Amor maduro o mero movimiento?

Ronald Rolheiser | En el Exilio
Como sacerdote luterano, Dietrich Bonhoeffer solía dar este consejo a una pareja cuando presidía su boda: «Hoy estáis enamorados y creéis que vuestro amor sostendrá vuestro matrimonio, pero no puede. Dejad que vuestro matrimonio sostenga vuestro amor.

El celibato: ¿Qué decir?

El celibato: ¿Qué decir?

Ronald Rolheiser | En el Exilio
El celibato obliga a uno a vivir en una soledad que Dios mismo condenó, pero es también la soledad en la que Jesús se entregó a nosotros en una muerte que es quizás la expresión más generativa de amor que se ha dado en la historia humana.

¿Qué es lo que configura a un alma?

¿Qué es lo que configura a un alma?

Ronald Rolheiser | En el Exilio
En un determinado punto de su poema La hoja y la nube, Mary Oliver describe sus sentimientos mientras se halla ante la tumba de sus padres. Está considerando cómo tanto las virtudes como los defectos de sus progenitores influyeron en su vida.

La ilusión de nuestra propia bondad

La ilusión de nuestra propia bondad

Ronald Rolheiser | En el Exilio
Una de las grandes tragedias de toda la literatura es la historia bíblica de Saúl. Saúl es peor que Hamlet. Hamlet, al menos, tenía buenas razones para el desastre que le sobrevino. A Saúl, dados los dones con los que empezó, le debería haber ido mucho mejor.

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