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¿Puede la tierra gritar?

¿Puede la tierra gritar?

¿La tierra siente dolor? ¿Puede gemir y gritar a Dios? ¿Puede la tierra maldecirnos por nuestros crímenes? Parecería que sí, y no sólo porque lo dicen los ecologistas, los moralistas y el Papa Francisco. La misma Escritura parece decirlo.

La ley de la gravedad y el Espíritu Santo

La ley de la gravedad y el Espíritu Santo

Dios está cargado eróticamente y el mundo está dolorosamente apasionado; de ahí que se abracen uno a otro en mutua atracción y filiación. El filósofo judío Martin Buber hizo esa afirmación, y aunque parece repetir perfectamente una frase del párrafo inicial de la autobiografía de san Agustín (“Nos has hecho para ti, Señor, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti”) insinúa algo más.

El paso de un buen pastor

El paso de un buen pastor

Ninguna comunidad debería descuidar sus muertes. El mes pasado murió en Canadá un admirable guía de la comunidad de fe, y podría aprovecharnos a todos recibir más plenamente su espíritu. ¿Cómo hacemos eso?

Nuestro anhelo de la inmortalidad terrenal

Nuestro anhelo de la inmortalidad terrenal

Compartimos el mundo con más de siete mil millones y medio de personas, y cada uno de nosotros tiene el indomable e innato sentimiento de que somos especiales y destinados de una manera única. Esto no es sorprendente, ya que cada uno de nosotros es verdaderamente único y especial. Pero ¿cómo se siente uno especial entre otros siete mil millones y medio?

El celibato, revisitado

El celibato, revisitado

Escribir en primera persona siempre resulta un riesgo, pero el tema de esta columna es mejor hacerlo -siento yo- a través del testimonio personal. En un mundo donde la castidad y el celibato son vistos como ingenuos y dignos de compasión, y donde existe un general escepticismo de que alguien los viva realmente, el testimonio personal es quizás la protesta más efectiva.

Nuestro pecado más común

Nuestro pecado más común

Clásicamente, el Cristianismo ha catalogado siete pecados como “mortales”, significando que casi todo lo demás no virtuoso que hacemos toma su raíz, de alguna manera, en una de estas congénitas tendencias. Estos son los odiosos siete pecados: orgullo, codicia, lujuria,  envidia, gula, ira y pereza.

Fe y superstición

Fe y superstición

El poder de una cláusula subordinada, un matiz en una frase… y todo adquiere un significado diferente. Ese es el caso que se da en una reciente novela, brillante pero provocativa, The ninth hour (“La hora nona”), de Nina McDermott. Cuenta una historia que, entre otras cosas, se centra en un grupo de monjas de Brooklyn que trabajan con los pobres.

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