Dios está en la cotidianidad de mi vida. No me espera a una hora fija, sino que simplemente está en mi y en todo lo que me rodea haciéndose notar más o menos.

Dios está en la cotidianidad de mi vida. No me espera a una hora fija, sino que simplemente está en mi y en todo lo que me rodea haciéndose notar más o menos.
Tú mismo con inmensa alegría comienzas también a darte, para procurar que la vida sea un tierno juego
entre todos los seres humanos, aquí en la tierra.
Un hombre que se niega a admitir que el mundo sea una ‘historia contada por un loco, llena de sangre y estruendo, pero carente de sentido’.
Muy consciente de que saber orar de verdad transformaría toda mi vida.
¿Cómo explicar lo que experimenta un hombre que sabe que tiene por delante otras veinticuatro horas de cárcel?
Desde ella –desde la cruz- se puede perdonar; desde ella se puede anunciar la paz e intentar vivir ese amor que no es humano.
La página solicitada no pudo encontrarse. Trate de perfeccionar su búsqueda o utilice la navegación para localizar la entrada.