“Voy por el tercer matrimonio” así se expresa un alto ejecutivo en una conversación a través de la radio. Al parecer se trata de un ejecutivo de éxito; que orienta a otros a tener más éxito profesional.

“Voy por el tercer matrimonio” así se expresa un alto ejecutivo en una conversación a través de la radio. Al parecer se trata de un ejecutivo de éxito; que orienta a otros a tener más éxito profesional.
Vivimos en la sociedad de la información; la comunidad virtual tiene cada vez más extendido influjo en la configuración de nuestras referencias, relaciones y emociones. Lo que no sale en las redes sociales, parece que no existe.
El amor conyugal para ser realmente signo sacramental tiene que tener ciertas características: consciente y libre, capaz de donación, entre hombre y mujer, fiel, total, fecundo.
Mi última lección va a ser un repaso a las ideas en torno a las cuales ha girado la educación que tu madre y yo hemos querido daros a ti y a tu hermana. La voy a acompañar del testimonio de algunas personas que han sido importantes en nuestras vidas.
Pasada ya la primera década del siglo XXI el ministerio ordenado se ha de desplegar en una serie de atenciones y actividades que hacen de él un servicio exigente y difícil.
La nueva radicalidad -¡no me gusta la palabra radicalismo!- es la forma de seguir a Jesús, nuestro contemporáneo, hoy. Es una radicalidad amable y simpática: porque no es egocéntrica ni egolátrica; porque quien llega a las raíces se descubre enraizado en la naturaleza humana, en aquello que todos compartimos y por eso, se descubre y redescubre en el Otro.
Toda una existencia de unión mística y de misión eclesial, cuando sólo Dios es capaz de llenar tu horizonte.
Algunas sentencias tuyas ya no te pertenecen, circulan anónimas por los libros y la gente las cita de memoria.
Tu vida fue una búsqueda, un reto, una provocación. Te llamaban ‘radical piadosa’ y ‘anarquista cristiana’.
Pasado ya un tiempo desde tu muerte, tus reflexiones siguen teniendo la misma frescura que el primer día.
La mayor desgracia de este mundo no es que haya impíos, sino que nosotros seamos unos cristianos tan mediocres.