“Todo un seminario mártir” dijo Juan Pablo II al beatificar a los 51 miembros de la congregación claretiana que dieron su vida por Cristo en 1936 (42 de ellos no alcanzaban los 25 años).

“Todo un seminario mártir” dijo Juan Pablo II al beatificar a los 51 miembros de la congregación claretiana que dieron su vida por Cristo en 1936 (42 de ellos no alcanzaban los 25 años).
Hay pensadores que tienen una visión positiva de nuestro tiempo. No niegan sus problemas, sus dificultades, sus fallos. Pero son capaces de mostrar cómo nos encontramos en la “época del espíritu”. Espíritu se puede escribir con mayúscula o minúscula.
¡Interrupciones! Las hay de muchos tipos. Unas son dramáticas, horribles: la muerte inesperada de un ser querido, una catástrofe, una enfermedad que se nos anuncia, un despido laboral, una depresión, una desilusión afectiva.
No acabamos de creer que estamos en el mundo de la resurrección. La triste realidad en la que se encuentra la humanidad (corrupción en no pocos de los líderes de la política, de la economía, de la justicia, de la religión con sus consecuencias) no nos permite ser optimistas al menos a corto plazo.
Sor Lucía Caram ha sido entrevistada por Radio Nacional de España en esta mañana de Jueves Santo. En ella va desgranando alguno de los rasgos de nuevo papa Francisco.
No nos encontramos en tiempos fáciles para conducir la nave de la Iglesia. A veces da la impresión de que no navegamos, sino que únicamente la nave se mantiene a flote, aparcada en el mismo mar.
Este diario misionero no está concluido. Nuevas páginas esperan ser testigo de futuras experiencias.
En torno al libro de Jose Antonio Pagola, titulado “Jesús aproximación histórica” ha surgido una extraña polémica que, probablemente causara alguna inquietud a los miles de lectores que lo han comprado y lo están leyendo.
No me canso de admirar la labor callada y sonriente de este grupo de mujeres fuertes en la fe, arraigadas en la esperanza y ancladas en el Reino de los más pobres.
La evangelización no se reduce al anuncio explícito del Evangelio, sino que asume la transformación de toda la persona humana y de la sociedad.
Aunque los obreros son pocos y la mies es extensa, queremos llegar a tiempo para que no se malogre ninguna cosecha.