Seguro que Benedicto XVI, no creía que el fuego del hogar y de los braseros estaba apagado, pero sí que había que atizarlo. Había que removerlo y añadirle combustible para reavivar el fuego.

Seguro que Benedicto XVI, no creía que el fuego del hogar y de los braseros estaba apagado, pero sí que había que atizarlo. Había que removerlo y añadirle combustible para reavivar el fuego.
Recientemente escuché en una de las conferencias del presidente del foro de la familia Benigno Blanco lo siguiente: “hay que hablar bien de las cosas buenas”.
El domingo 26 de junio en la Plaza de la Catedral en Milán será beatificado el padre Clemente Vismara (1897-1988), que en 1983, cuando cumplió sus sesenta años de misión en Myanmar, la conferencia episcopal lo proclamó "Patriarca de Birmania".
No siempre nos damos cuenta, pero el centro en torno al cual gira toda la existencia humana está en la capacidad de relacionarse y de comunicar. Las relaciones humanas son el centro de todo.
Hay miles y miles de parejas que son fieles toda la vida, que se enamoran, que se unen, que se acompañan, que se desafían, se perdonan, se reconcilian, que se cuidan y se reconocen, que hacen el amor y construyen la relación de amor.
Dios debería estar interesado en no pasar desapercibido. Me atrevo a decirlo, como lo diría Job, o el Eclesiastés. Porque si Dios calla, ¿podrá el ser humano escucharlo? Si Dios se vuelve tan invisible, ¿podrá el ser humano encontrarlo? …
Si somos capaces de renunciar a nuestro egoísmo, ponernos en lugar del otro para aceptarle y comprenderle, son pasos que damos para crecer en espiritualidad.
Parece que hoy día el concepto de matrimonio estuviera en desuso en los países que conocemos como desarrollados.
Los ojos enamorados no se limitan a la visión de la persona amada; se extienden y trasfiguran la realidad entera.
En no pocas ocasiones la experiencia conyugal ha servido a los autores de los libros sagrados para expresar y revelar la actitud de Dios hacia los hombres.
28 de DICIEMBRE de 2008 Jornada de Familia, escuela de humanidad y transmisora de la fe.